Bolivia, tumba del Che
Las cosas siguen complicándose en el Sur. Evo Morales, el presidente electo de Bolivia, ha prometido convertirse en la 'pesadilla' de EE UU (...). Morales admira abiertamente a Fidel Castro y al presidente venezolano Hugo Chávez, y su Movimiento al Socialismo (MAS) es el beneficiario de un resentimiento étnico y de clase que viene de antiguo.
Bolivia, el lugar donde Che Guevara fue martirizado a los ojos de la izquierda de América Latina, supone a la Administración Bush una formidable prueba de paciencia. El país ha sido un laboratorio de la globalización (...). Las políticas librecambistas de los noventa estuvieron socavadas por una corrupción desbocada y, como resultado, el libre mercado jamás fue tal (...).
El problema para Morales a medida que transita de revolucionario romántico a presidente es que sus trasnochadas consignas estatistas (...) son la receta para una política desastrosa (...).
En lugar de imitar la demagogia autoritaria de Castro y Chávez, Morales haría mejor emulando al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (...). La mejor manera para Morales de placar a sus seguidores más extremistas es dándose el gusto de introducir algunas florituras retóricas antiamericanas (..). Y lo peor que puede hacer Washington es reaccionar de manera exagerada ante esa retórica.