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Henrique Cardoso

'La economía brasileña está a salvo de vaivenes políticos'

El predecesor de Lula e impulsor del exitoso modelo económico brasileño habla de las posibilidades de su partido en las elecciones de 2006 y sostiene que el plan macroeconómico de su país cambiará poco.

El que fuera entre 1995 y 2002 presidente de Brasil -la gran potencia emergente junto con China e India- no quiere saber nada de una posible vuelta al poder en 2006. Confía en varios hombres fuertes del partido que fundó, el PSDB, para la difícil tarea de desbancar a Lula da Silva. A sus 74 años, sus intereses se centran 'en la familia y la cultura', aunque no elude la opinión sobre los grandes temas políticos. Ha participado en una conferencia organizada por DMR sobre internacionalización empresarial en América Latina.

¿Cómo está la economía de Brasil?

La situación económica es sólida, después de dos décadas de cambio profundo. Brasil es hoy un país industrializado, que desarrolla aviones, telecomunicaciones, agricultura moderna e incluso extrae petróleo de tierras submarinas. Cuando se empezaron a privatizar las telecomunicaciones, en 1997, había 800.000 teléfonos móviles. Ahora hay 81 millones.

¿A qué se debe el actual periodo de crecimiento?

Por una parte, el entorno exterior es muy favorable, con altos precios de las materias primas y un comercio internacional en auge. Además, las decisiones macroeconómicas son, por lo general, adecuadas.

Es una afirmación extraña viniendo de un opositor al Gobierno de Lula...

Estoy de acuerdo con el grueso de la línea macro. El motivo es sencillo: Lula criticó mi política económica, y después se limitó a continuarla. El cambio flotante, el control de la inflación, la responsabilidad fiscal... Todo eso lo introducimos nosotros. Lo sorprendente es que el PT lo mantuviese.

¿Qué cambiaría si el PSDB recuperase el poder el año que viene?

Creo que será más decidido a la hora de bajar los tipos de interés. También hay quien pide menor superávit a cambio de que el Estado invierta más. Confío plenamente en el mercado, pero el Estado es necesario para que el país crezca. Por otra parte, la reforma agraria de Lula ha sido decepcionante. Mi Gobierno hizo el doble en ese campo. Ellos se han limitado a ocupar cargos públicos con sus militantes.

Entonces, ¿la senda de Brasil hacia el desarrollo es irreversible?

Sin duda. La elección de 2002 supuso una amenaza de ruptura, pero se demostró que existen unos consensos básicos que nadie va a tocar. En el aspecto político, la economía brasileña está a salvo de vaivenes.

¿Cuáles son las prioridades en la actualidad?

Las instituciones y la democracia están, por fortuna, bien asentadas. Ahora hay que abordar problemas como el crimen, el funcionamiento de la justicia o la corrupción. Y, por supuesto, lograr un crecimiento económico suficientemente grande como para que se reduzcan las desigualdades sociales. El reto es lograr más PIB sin incurrir en desequilibrios. No hay fórmulas mágicas, pero creo que la llamada tercera vía, representada por Tony Blair o Bill Clinton, funciona. En general, hay que elevar la inversión e incentivar la confianza mediante el respeto a las reglas del juego.

Las acusaciones de corrupción alcanzan ya al ministro de Hacienda, Antonio Palocci. ¿Pueden acabar los escándalos con el Gobierno de Lula?

No sé cuáles serán sus consecuencias, pero, sinceramente, no recuerdo una generalización de acusaciones como la de ahora. Y no se trata de la endémica corrupción personal, sino de un entramado destinado a lograr que el partido del Gobierno consiga objetivos políticos. A mi juicio, y dejando al margen las cuestiones morales, todo esto parte de un cálculo equivocado por parte del Partido de los Trabajadores. En un Brasil como el actual, con libertad de prensa y medios de comunicación independientes, esas cosas acaban saliendo a la luz.

¿Ganará el PSDB las elecciones de 2006?

Creo que tenemos bastantes posibilidades, aunque dependerá de las circunstancias. Tenemos a tres personas que pueden ser grandes candidatos, en un mundo en el que la comunicación depende mucho de la imagen. Lo más probable es que el PSDB y el PT dominen el proceso electoral, aunque no puede descartarse un buen resultado del PNDB, con el ex gobernador de Río de Janeiro.

'Hay margen para mejorar la oferta de apertura industrial'

En términos comerciales, el ex presidente de Brasil se define a sí mismo como 'más integracionista' que algunos miembros de su propio partido, el PSDB, y del Gobierno de Lula. 'Creo que el PT no quería que el ALCA Área de Libre Comercio para las Américas avanzase. Tampoco creo que ése fuera el objetivo de Estados Unidos, su mayor promotor teórico. A mi juicio, ambos países están más involucrados en buscar relaciones bilaterales. Yo sería partidario de una mayor integración, resultado de una negociación justa para todos'.Pero Cardoso no cree que la consecución de acuerdos comerciales bilaterales entre distintas regiones del planeta sea la panacea: 'Los grandes problemas se arreglan en la Organización Mundial del Comercio. La reunión de Hong Kong cumbre ministerial de los 148 países miembros, que se inicia mañana martes es muy importante para avanzar hacia un sistema comercial internacional más abierto. Creo que el G-20 los países en desarrollo más avanzados, incluyendo a Brasil, China o India tuvo un papel positivo en la cumbre de Cancún de 2003, que dio un nuevo impulso al proceso. Ahora, EE UU ha entreabierto una puerta con su oferta de reducción de aranceles agrícolas. A mi juicio, la UE debe ser audaz en su propuesta, porque la Política Agrícola Común (PAC) no se puede mantener a largo plazo'.El comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, tiene un margen de maniobra limitado por las amenazas de Francia, principal receptor de la PAC. Por ello, su estrategia pasa por lograr contraprestaciones atractivas en la industria y los servicios, un punto en el que coincide Cardoso: 'Creo que mi partido es más cosmopolita que el PT. Brasil tiene margen de apertura en el ámbito industrial. A veces se exageran las consecuencias negativas de la apertura de mercados: nosotros lo hicimos en el sector financiero, y eso no ha supuesto el fin de los bancos brasileños'.'No podemos movernos en la autarquía, sino centrarnos en los sectores en los que tenemos ventaja competitiva. Creo que hay margen para hacer una oferta más aceptable para Europa', añade.'Los grandes problemas del comercio se arreglan en la OMC'

Los caminos hacia la democracia

En su permanente interés por la política, Henrique Cardoso forma parte del Club de Madrid, cuyo objeto social es la promoción de la democracia. Recientemente ha viajado a varios países del este de Europa que se incorporaron a la UE en 2004. Su observación no ha sido muy esperanzadora: 'Hay una ausencia de cultura democrática. Aunque los avances institucionales existen, llevará tiempo hasta que calen'.

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