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Tribuna
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Empresa e innovación

La empresa familiar, por su importancia actual y futura en la economía española, pretende ser un referente de innovación, como parte de su estrategia de creación de valor a largo plazo.

Los expertos internacionales reconocen la labor de las empresas familiares españolas organizadas a través del Instituto de la Empresa Familiar, su red de asociaciones regionales, especialmente en Madrid con Adefam, su red de cátedras, y la recientemente creada Fundación Nexia, destinada a las pymes familiares. La alta representatividad de las empresas familiares ha permitido desarrollar una interlocución válida con las distintas Administraciones y soluciones innovadoras en el ámbito de reformas económico-fiscales y de gestión empresarial.

Todo el colectivo de empresas familiares ha contribuido directamente a la modernización de España. La integración europea ha financiado la mejora de las infraestructuras españolas en un mercado más amplio, y ha facilitado la consolidación de sectores claves como automoción, construcción, turismo, agroalimentario y financiero.

El estancamiento económico europeo, la ampliación de la UE, el desarrollo de países como China, India o Brasil, y en general la globalización, obligan a todos los países y especialmente a España a reorientar su estrategia y su modelo de productividad, competitividad y crecimiento. Pero es notorio y anualmente constatado por el informe de la Fundación Cotec el déficit nacional de inversión en I+D+i, especialmente en el sector privado.

El profesor John Ward reconoce que las empresas familiares priorizan la mejora continua ante la innovación radical. Ahora, la empresa familiar debe asumir su compromiso con el desarrollo económico y definir su propio modelo de impulso a la innovación, a través de cuatro parámetros claves: estrategia, financiación, gestión y políticas económicas.

La adaptación estratégica ha hecho que la mayoría de las empresas familiares ya no se dedique a su actividad inicial. La empresa tiene que dotarse de recursos para revisar su estrategia, desde el consejo, la dirección, el marketing o con consultores externos. La prioridad es consolidar las ventajas competitivas y definir políticas de diversificación según los ejes producto-segmento-geografía. La innovación estratégica puede pasar por la política intensiva de I+D, el desarrollo de nuevos productos y servicios, la revisión de procesos y outsourcing (externalización), la diversificación de canales de distribución, como fue internet y como será la telefonía móvil, o la internacionalización.

Estos retos estratégicos suelen requerir un modelo de financiación de la innovación, adaptado a la madurez y el liderazgo de los socios, que supere la capacidad de autofinanciación. Hay Existe toda una serie de modalidades que permiten financiar la innovación: desde subvenciones o préstamos blandos (tipo Pofit, Neotec o ayudas Torres Quevedo), préstamos participativos (como los del Enisa), financiación de banca, deducciones fiscales por activación de gastos de I+D, hasta toma de participaciones de inversores externos (inversores privados, capital riesgo, fusión y adquisiciones, salida a Bolsa). Es necesario medir los compromisos, riesgos y garantías requeridos.

En la gestión de la innovación, entrarían elementos como la cultura empresarial, la organización y los equipos, los procesos y políticas. Si no existen, habrá que construirlos en todos los ámbitos con los profesionales y expertos especializados en este tipo de gestión del cambio estratégico, organizativo o tecnológico.

Aunque las empresas familiares puedan optimizar solas su modelo de innovación, también tienen que tomar un papel activo en la definición de políticas económicas de impulso a la innovación. En un modelo político descentralizado, deberían abordar en paralelo los cuatro niveles:

l Europa: definir políticas comunes ambiciosas de innovación, facilitar la participación de las empresas españolas en los diferentes programas marco y exigir el funcionamiento de las instituciones.

l España: modernizar el sistema de I+D público y privado, dotarlo de más recursos, facilitar la transferencia de tecnología y actuar como motor en el uso de nuevas tecnologías en la Administración y en las grandes corporaciones, así como agilizar el mercado laboral y financiero.

l Autonomías: definir planes estratégicos regionales en sectores clave para facilitar la atracción, concentración y desarrollo de centros de especialización.

l Ciudades: facilitar y apoyar la implantación y el desarrollo de empresas con los adecuados planes de infraestructuras y suelo.

El cambio conceptual paulatino de denominación de las empresas familiares a familias emprendedoras es muestra de una tendencia más profunda de este colectivo, movido por el compromiso, la responsabilidad, la continuidad y el desarrollo. En el nuevo entorno global, las familias emprendedoras están dispuestas a adaptar sus estrategias, sus modelos de financiación y sus métodos de gestión, pero exigen participar con las instituciones en las reformas necesarias dentro del modelo de impulso a la innovación.

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