Cambio y continuidad en la economía argentina

La renuncia de Roberto Lavagna es consecuencia de una larga serie de desencuentros de orden político y de estilos personales dentro del Gobierno (de Argentina). Pero la designación de Felisa Miceli parece indicar que la política oficial se mantendrá sin cambios sustanciales.

Lavagna ingresó en el Ministerio de Economía durante la presidencia de Eduardo Duhalde y tuvo que lidiar con una de las crisis más duras de la historia (...). Los buenos resultados de su gestión y el apoyo que conquistó en los medios económicos y políticos, así como en la opinión pública, le garantizaron la permanencia en el puesto bajo la presidencia de Néstor Kirchner (...).

La previsibilidad y la estabilidad son condiciones para que la recuperación económica se consolide. En ese sentido la elección de Miceli como sucesora puede interpretarse como una señal de continuidad.

Esto es indispensable en varios sentidos. En primer lugar, para consolidar los logros acumulados y crear las condiciones propicias para la inversión interna y externa y la estabilidad de precios. En segundo lugar, para fortalecer la posición del país en las negociaciones que se desarrollan con las empresas de servicios públicos privatizados y las que se perfilan con organismos como el FMI.