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Una mancha en el glamour y el lujo de París

Los hoteles más exclusivos responden a una multa por cártel con ataques a otras empresas del sector

París no tiene hoteles de lujo, sino palaces. Así lo dicta el glamour que desprende la ciudad más visitada del mundo. Y acorde con este espíritu, del que sigue viviendo el turismo de lujo de la capital francesa, su denominación ha sido grabada en la tradición, ajena a banales reglamentaciones. Los nombres Ritz, Bristol, Crillon, George V, Le Meurice y Plaza Athénée escapan a la clasificación hotelera estándar, que en lugares como Dubai puede alcanzar hasta seis estrellas. Sin embargo, la exquisitez de sus servicios y de sus inspirados nombres han topado esta semana con asuntos más prosaicos.

El Consejo de la Competencia de Francia anunció el lunes pasado significativas multas para cada uno de estos establecimientos por haber 'intercambiado regularmente informaciones confidenciales sobre sus respectivas actividades comerciales'. En otras palabras, se les acusa de haber creado un cártel para evitar el a veces estresante juego de la competencia.

La respuesta de cada uno de estos seis distinguidos palaces no se ha hecho esperar. 'Es una mala decisión', explica a este diario François Delahaye, director general del hotel Plaza Athénée, que comparte la acera de la Avenue Montaigne, la quinta avenida parisiense, con las sedes de firmas como Dior o el grupo LVMH. 'Los hoteles de lujo se comunican los datos sobre su ocupación desde hace 30 años. La oficina de turismo también los tiene'.

Este palace, que pertenece al sultán de Brunei, y Le Meurice, guarecido bajo los arcos de la rue de Rivoli, han decidido recurrir la sanción, que no dudan en calificar como injusta. 'Resulta difícil entender por qué el Consejo de la Competencia no promulga un dictamen sobre la compra de la cadena de hoteles Concorde y el hotel Méridien por el grupo Starwood, que contarán con 3.000 habitaciones, siendo los líderes en París. Esto sí es un cártel en sentido estricto', añade Delahaye visiblemente contrariado.

Otras voces restan legitimidad al dictamen por el monto de la multa, que la reglamentación francesa fija en el 10% de la cifra de negocios del acusado. Ahora bien, 'la condena es el 0,19% de la cifra de negocios de 2004, lo que muestra la ausencia de gravedad de tales prácticas', explica a la agencia France Presse un portavoz del grupo Louvre Hotels, propietario del hotel Crillon. Este palace, condenado al pago de 248.000 euros, la horquilla más alta de las multas impuestas (el George V ha recibido una multa de 115.000 euros; Le Meurice deberá hacer frente a la cantidad de 55.000 euros; el Plaza Athénée está obligado a pagar 106.000 euros, y el Hotel Ritz ha sido sancionado con 104.000 euros), también 'examina' la posibilidad de recurrir.

No obstante, la autoridad de la competencia señala varios indicios de culpabilidad: los intercambios de información se limitan a estos seis hoteles, que comparten prestaciones excepcionales; la tarifa media de la habitación menos cara es superior a 500 euros, y la suite de prestigio es superior a 6.000 euros la noche; todos disponen de ofertas promocionales, como el sello Shopping with parisian palaces o Best of Paris.

Preguntado sobre el impacto que la multa de 81.000 euros podría tener sobre la imagen de excelencia que proyecta, desde el hotel Bristol responden taxativamente: 'No. Por el momento no hemos recibido ninguna señal, ninguna llamada de ningún cliente. Pero, si resultara ser el caso, se lo haré saber', sentencia la responsable de comunicación.

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