La industria juguetera busca aliados chinos para sobrevivir
Pese al problema de la piratería, las empresas que aún quedan en el sector fabrican juguetes en Asia, al tiempo que diversifican su producción en España
El Valle del Juguete, en Alicante, se llenaba todos los años de compradores extranjeros que recorrían las fábricas de Ibi, Onil, Biar, Tibi y Castalla. España era no hace tanto una potencia juguetera, sobre todo, en fabricación de muñecas; hoy, ya no llegan casi compradores y la mayoría de las empresas que aún quedan se ven obligadas a salir a vender fuera de nuestras fronteras. Hong Kong, Hamburgo y Nueva York son ahora los grandes centros donde se cierran las principales transacciones jugueteras.
El gigante asiático se ha convertido en el eje del comercio juguetero y la mayoría de las empresas españolas se han visto obligadas a abrir filiales en China. Falca, especialista en muñecas desde 1969, creó hace dos años Falca Hong Kong, ya que una gran parte de los compradores internacionales (sobre todo de EE UU) cierran las operaciones en China. Desde allí, además, se realizan los envíos a numerosos países. 'El 40% de nuestra producción la realizamos ya en China; la idea es externalizar la mayor parte con el fin de ahorrar costes, y concentrar en España los procesos más sofisticados, como el implante de pelo o de ojos de las muñecas', comenta Antonio Albero, gerente de esta empresa familiar que factura unos 13 millones de euros y tiene 75 empleados.
Injusa, especialista en coches y motos grandes que conducen los niños, lo tiene más difícil, ya que el volumen de sus productos encarece considerablemente los fletes. Esto, no obstante, es también una salvaguarda frente a los importadores chinos. Aún así, Injusa que desde hace un año también tiene una filial en China, fabrica en este país siete de los 80 modelos que tiene en catálogo. La piratería ha hecho ya mella en la empresa que ha empezado a buscar nuevas fórmulas para optimizar sus instalaciones.
'Como el juguete es un producto muy estacional, intentamos optimizar las máquinas con otro tipo de mercancía; por ejemplo, desde hace seis meses fabricamos separadores para autovías', señala el director de marketing Ignacio Román. Al fin y al cabo se trata de colocar moldes e inyectar plástico, pero es una forma de diversificar y rentabilizar las inversiones. La empresa que factura unos 30 millones, ha cambiado su estrategia de marketing: los 300.000 euros de inversión publicitaria habituales se han convertido este año en promoción comercial y asistencia a ferias internacionales. Ya no se dirigen al consumidor, sino al cliente: el híper y las tiendas.
Injusa explora otra vía a base de licencias como la de los Lunnis para un tipo de triciclo, o las del Real Madrid y el Barcelona para una bicicleta que hará furor en 2006. Estas son las más caras con un 20% sobre ventas.
El líder español, la popular Famosa que desde hace unos meses pertenece al fondo inversor Vista Capital (grupo Santander), concentra en China entre el 80 y el 85% de su producción. Tiene oficinas en Hong Kong, Shangai y Shen Zhen, y una filial, Famosa Internacional. Los nenucos, barriguitas y play mobil que se venden en México (su segundo mercado tras España) se envían directamente desde China. En Alicante centraliza la recepción de la mercancía que se vende en Europa y para ello ha puesto en marcha un importante proyecto logístico en el que ha invertido dos millones. La incorporación del sistema EAN 128 le permite vender a los híper como proveedor de gran consumo.
Famosa, que prevé facturar 170 millones este año, invierte en publicidad entre 12 y 14 millones.
Nace la deslocalización responsable
Falca, Injusa y Famosa son algunas de esas empresas españolas que aún quedan en el sector y que intentan sobrevivir a base de aliarse con fabricantes chinos. Lo que sí conservan todas en sus sedes españolas es el diseño, la investigación y el desarrollo de productos. Se trata de llevar a cabo una 'deslocalización responsable', explica José Antonio Pastor, director general de la Asociación de Fabricantes de Juguetes. 'Hay que fabricar en China para poder competir pero hay que hacerlo con garantías, seguridad y controles de calidad'. El gigante asiático es el primer importador juguetero con el 63% del total registrado. La paradoja llega de mano de la piratería que merma entre el 15 y el 20% de la facturación del sector.