Gestores estrella del nuevo firmamento de fondos
La llegada de los 'hedges funds' eleva el caché de estos profesionales. Ciertas casas optan por utilizar sus nombres como reclamo. ¿Es una estrategia adecuada?
Los cambios en la industria financiera con la llegada a España de los fondos de inversión libre o hedge funds no han hecho más que comenzar. Los expertos creen que la gestión alternativa potenciará aún más la figura de los gestores y la búsqueda de los mejores profesionales se convierte desde este momento en una tarea mucho más acuciante, si cabe, de lo que viene siendo hasta la fecha. Ya no se trata de invertir en productos pasivos que se limitan a replicar un índice. La gestión alternativa abre un abanico enorme de posibilidades y estrategias de rentabilidad donde el gestor se convierte en una figura clave, con una gran autonomía y libertad para emprender una determinada política de inversiones. Algo así como el profesional de cuyas decisiones estratégicas depende el bolsillo del cliente y, con ello, que la gestora se eleve o no al estrellato.
Ante este nuevo escenario, surgen los primeros nombres propios y las entidades, sobre todo aquellas que no están respaldadas por una marca conocida, se los rifan para que actúen como reclamo para atraer a los clientes. Su imagen sería, en la industria financiera, algo así como la que proyectan Juan María Arzak, Ferrán Adrià o Sergi Arola en el mundo de la cocina; o los galácticos, en el mundo del fútbol. Pero ¿tienen sentido los fondos de autor en España? ¿Viviremos una eclosión de un tipo de fondos cuya estrategia se base casi en exclusiva en la personalidad y el estilo de su gestor?
Un desayuno organizado por Banco Madrid y Cinco Días reunió la pasada semana a algunos representantes de la industria de la inversión colectiva para debatir sobre esta incipiente tendencia y sobre si será o no duradera, más allá del impacto inicial derivado del nuevo reglamento de fondos.
La gestión alternativa abre un abanico enorme de posibilidades y el gestor se convierte en una figura clave
José Miguel López-Frade, director general de Banco Madrid, introdujo el tema al constatar que 'en este momento se está produciendo ya un baile de gestores y los que destacan se mueven de una gestora a otra, lo que puede implicar un sobreprecio en la industria'.
Su colega, Iratxe Oria, responsable de Banco Madrid Gestión de Activos, subrayó la relevancia que adquieren estos profesionales en la gestión alternativa, donde se presume que 'el gestor tiene un estilo mucho más dinámico, más activo y con estrategias muy heterogéneas que exigen gran cualificación'.
'Hay un efecto de llamada inicial porque estos productos necesitan estar gestionados por profesionales muy cualificados', reconoció Pablo Anabitarte, Director de Ventas de Fidelity Internacional. No obstante, este experto se mostró convencido de que 'poco a poco habrá una depuración en el mercado y sólo destacarán aquellos gestores con consistencia detrás y que aporten credibilidad a largo plazo'.
La marca Fidelity se liga inexorablemente a un nombre propio, Peter Lynch, director del fondo Fidelity Magellan Fund durante trece años y considerado como el mejor gestor de fondos de los ochenta, una época bastante complicada para el mercado de renta variable. Una inversión de 10.000 dólares realizada en 1977 en este fondo (año en el que Lynch tomó las riendas) se había multiplicado por veintiocho veces en 1990. Anabitarte reconoció que Lynch fue 'una auténtico estandarte' y 'el profesional que logró el despegue de Fidelity', pero aún así, opinó que 'es peligroso basar la estrategia de crecimiento de una gestora en una única persona. Las estrellas son atractivas, necesarias, permiten ganar volumen, pero no pueden ser la única estrategia', precisa.
De hecho, gestoras como Fidelity, o como JP Morgan, tratan de evitar que la figura de un sólo gestor se ligue en exceso al éxito del fondo.
José María Concejo, jefe de ventas de JP Morgan, explicó que en esta entidad 'tratamos de quitar protagonismo a la persona para dársela al equipo'. Concejo aseguró que 'una de los aspectos que dan credibilidad y consistencia a un fondo es su permanencia y eso es difícil de conseguir si sólo se liga a una persona'. Explicó, sin embargo, que 'hay muchas gestoras pequeñas que están utilizando a los gestores estrella como estrategia de marketing'. Pero eso es, en su opinión, 'pan para hoy y hambre para mañana'.
En el mismo sentido, Anabitarte, de Fidelity, señaló que en su gestora se trata de que los 'gestores estrella' salgan de la propia cantera de la entidad, que trata de 'evitar una asociación de producto con gestor'. Para ello lo que se hace es cambiar la disciplina del gestora para que se mantenga la consistencia'. Anabitarte cree que en muchos casos 'se tiende a encumbrar muy rápido a determinados profesionales que todavía tienen muchas cosas que demostrar y es peligroso que los clientes se dejen llevar por las modas'. En su opinión, 'el criterio mínimo a partir del cual se puede hablar de un gestor estrella es que el fondo que gestiona tenga una consistencia en rentabilidad de un mínimo de tres años. Lógicamente, cuanto más largo sea este periodo mejor, porque a veces tres años, sobre todo si vienen bien dadas, no es suficiente para destacar el valor diferencial de un profesional sobre otro'.
De todos modos, la mayoría de los presentes en el debate coincidieron en que al final es el poder de la distribución más que el nombre del gestor lo que importa a la clientela minorista en España. Una consideración que Jaime Rodríguez Pato, Director para España y Portugal de ING Investment Management, expuso con mucha claridad: 'cada casa tiene sus gestores reconocidos y depende de la estrategia de cada grupo que se quiera explotar o no la imagen de un sólo profesional, de un nombre propio. Pero lo cierto es que, al final, en España los fondos se venden a través de los bancos, el cliente lo que va es a invertir su dinero y compra un fondo porque está bien tratado fiscalmente. No se para a mirar el nombre de quién lo gestiona'.
En la misma idea abundó el representante de Fidelity, quien señaló que 'el poder de prescripción y la autonomía del gestor es muy alta en España, donde al cliente, en general, se le vende lo que dice el asesor, y donde la ratio de clientes que sepan exactamente lo que quieren y lo pidan es muy bajo'. En este sentido, Concejo, de JP Morgan afirmó que en términos generales 'son las entidades menos conocidas las que usan estas estrategias de marketing de utilizar los nombres propios para acceder a clientes y lo hacen más para llegar a clientes institucionales que a minoristas'.
En todo caso, también destacó la impresión general de que precisamente por la estructura de comercialización y distribución de fondos en España es más difícil que determinados profesionales destacados se independicen y actúen por su cuenta porque 'el cliente final siempre se sentirá más tranquilo con un gestor respaldado por una buena casa detrás, por una marca que tenga consistencia', aseguró López-Frade.
Ante esta idea, los asistentes al foro coincidieron en que la marca cobra cada vez más importancia y que el éxito de una gestora reside en buscar los mejores fondos de cada casa. 'El éxito estriba en saber aislarse de figuras nocivas como el empeñarse en vender los propios fondos, una tentación muy evidente en todas las redes de distribución', explicó el responsable de Banco Madrid.
El representante de JP Morgan incidió en esta idea, aunque introdujo otro aspecto que también concitó el acuerdo entre los presentes al referirse a la escasa personalidad de las gestoras en España. 'Es difícil identificar una gestora con un estilo de gestión. Falta personalidad suficiente para saber si una gestora hace estrategias de crecimiento (growth) o de valor (value). Sería bueno que el cliente pudiera identificar una casa no necesariamente con una persona, pero sí con un estilo determinado de gestión'.
'Las gestoras aún tienen un trabajo pendiente de definición de sus políticas de gestión y de sus personalidades', subrayó Iratxe Oria, de Banco Madrid.
No obstante, fue el Director para España y Portugal de ING Investment, Jaime Rodríguez Pato, quien bajó a la arena al recordar a sus colegas que, en la práctica, 'es muy difícil que una gestora tenga una personalidad muy definida porque cada gestor añade su especial forma de actuar y de gestionar y no siempre coincide al 100% con la filosofía de la casa, por lo que es difícil la identificación total con un único estilo de gestión'. Una idea en la que abundó José María Concejo, que reconoció que 'todos tenemos un poco de todo (value, growth, etcétera) e identificarse comporta muchos riesgos'.