España recicla lo que se barre en Alemania
España debe reciclar más papel para estar a la altura de otros países de la Unión Europea. æpermil;se es uno de los principales objetivos del sector papelero español, ya que la tasa de reciclaje nacional se sitúa en torno al 56%, mientras que la industria persigue alcanzar el 60%, porcentaje que sí se supera en otros países de nuestro entorno.
España necesita importar de otros países la materia prima necesaria para el proceso de reciclaje. 'Lo que se barre en Alemania, lo reciclamos en España', asegura Rubén Hernando, responsable de la fábrica de Europac en Dueñas (Palencia), dedicada al reciclaje y la fabricación de cartón ondulado.
Hernando apunta que 'el 20% del papel que se recicla en España viene de otros países', que recogen más papel del que les permite recuperar su capacidad industrial. Sin embargo, el sector papelero español reconoce que 'lo podemos hacer mejor de lo que lo hacemos'. Para ello pretende potenciar la recogida de papel, principalmente entre los consumidores individuales, a través de dos vías: los hogares y el pequeño comercio. Por otros canales, como la distribución comercial 'no se nos escapa ni un kilo', aseguran desde el sector, en referencia a la recogida de papel y cartón a través de los grandes distribuidores.
En cuanto al proceso de fabricación del papel, el director general de la patronal del sector, Aspapel, Carlos Reinoso, lo resume en una frase: 'de mucha agua y pocas fibras a muchas fibras y poca agua', ya que el papel usado, a través de varios procesos, se depura y va eliminando agua.
Reciclado
Sin embargo, el proceso de fabricación del papel reciclado no es tan sencillo. No sólo la materia prima está separada en función de su procedencia (editoriales, cajas de cartón procedentes de la distribución, etc.). Además hay que eliminar todos los residuos que vienen con la materia prima, por ejemplo plásticos.
No todo el papel que se emplea en el reciclaje procede de la recogida, ya que con los sucesivos reciclajes las fibras se van deteriorando, por lo que es necesario introducir fibra virgen en este proceso.
Respecto a la fabricación de fibra virgen de celulosa, las fibras de madera han de disolverse mediante agentes químicos y se someten a un proceso de blanqueo. El 96% de la producción de celulosa es ECF (libre de cloro elemental) o TCF (totalmente libre de cloro).
Desde el sector papelero español, que factura más de 4.100 millones de euros y da empleo a más de 17.700 personas, se insiste en que mantienen un compromiso con la conservación del medio ambiente. El pasado martes 22 de noviembre, Aspapel firmó un acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente por el que se comprometía a que sus vertidos 'sean progresivamente más limpios' y a realizar 'un uso más eficiente del agua'.
Este acuerdo, que tendrá un periodo de vigencia de cuatro años, será vinculante para todas las empresas del sector. Junto con el compromiso de no utilizar cloro molecular en el blanqueo, las empresas limitarán los vertidos a 90 hectómetros (90 millones de metros cúbicos). En cuanto a energía, el sector dice que apostará por la cogeneración. En 2003 esta fuer la fuente del 2,5% de la electricidad generada en España.
La selvicultura cántabra ayuda al sector
'El papel se planta y se cultiva', insisten desde la patronal del sector Aspapel. La asociación se opone a la creencia de que el consumo de papel contribuye a la deforestación. En España, la madera para la fabricación de papel procede de dos variedades, pino y eucalipto, que cubren unas 400.000 hectáreas destinadas exclusivamente a esta finalidad. De esta manera, el 2,6% de la superficie arbolada en España corresponde a estos 'cultivos'. En Cantabria, donde se encuentran las plantaciones de la papelera Sniace, el 8% de la superficie total de la comunidad autónoma está cubierta por eucaliptos, lo que equivale a unas 40.000 hectáreas. Se trata de plantaciones de pequeño tamaño, media hectárea aproximadamente, y la vida de estos árboles es de unos 14 o 15 años, momento en el que se procede a la tala para la fabricación de papel. Estas 'plantaciones' sólo se encuentran hasta los 300 metros de altitud, por lo que se concentran en la costa cántabra.