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Tribuna
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Genérico, sí, innovador también

Medicamentos de marca y medicamentos genéricos no deben verse como excluyentes. Los primeros contribuyen al desarrollo de la I+D+i en este campo y los genéricos al fomento de la competencia. Los autores, que se suman al Debate Abierto sobre el futuro de la industria farmacéutica, analizan la situación actual de este mercado en España

Tradicionalmente ha existido una visión enfrentada del genérico y el medicamento de marca como medicinas autoexcluyentes. Sin embargo, se trata de herramientas complementarias de las que dispone el profesional sanitario para ejercer su labor, que es ayudar a conseguir el bienestar y la salud del paciente.

Así, el mercado de genéricos no podría construirse ni crecer sin el absoluto respeto a las patentes de las compañías innovadoras, ya que son el motor de la investigación de nuevas moléculas que, al final, son la solución de enfermedades que todavía hoy no tienen una respuesta y que carecen de tratamiento. No hay que olvidar que el medicamento innovador de hoy será el genérico del mañana, por lo que el genérico necesita también de la investigación.

Desde la perspectiva del respeto a la innovación, la industria biomédica está a favor del desarrollo de los genéricos ya que a través del uso de genéricos se liberarían fondos para la financiación de los medicamentos innovadores. Eso sí, siempre desde el respeto a la legislación sobre patentes y la protección de propiedad intelectual, así como al reconocimiento del valor de la innovación con medidas que promuevan su desarrollo, frente a políticas penalizadoras que castigan el esfuerzo de las compañías que más invierten en este apartado. Es importante recordar que para que una molécula llegue a ver la luz como medicamento se necesita una media de 14 años de trabajo en investigación y desarrollo y unos 900 millones de euros en inversión y sólo una de cada 10.000 moléculas termina convirtiéndose en medicamento.

No nos parece oportuno fomentar desde campañas gubernamentales el uso de un determinado tipo de medicamentos en contra de los de marca

No podemos olvidar que la innovación y el desarrollo son piezas claves en la formación de un tejido industrial competitivo en nuestra sociedad. España y casi todos los países de la Unión Europea no pueden competir con los países emergentes en cuanto a costes de fabricación y producción, por lo que es precisamente en valores como la investigación donde se debe apostar firmemente para que las compañías inviertan en un país determinado y en una comunidad autónoma concreta. Por ello, abogamos por el reconocimiento de la investigación y la protección de las patentes, porque medidas como las bajadas unilaterales del precio de medicamentos o las tasas sobre ventas ya están generando descensos en la inversión de algunos laboratorios en I+D+i, según el Boletín de Coyuntura del Medicamento.

En uno de sus informes se reconocía precisamente que 'es difícil admitir que un nivel de precios relativamente bajo o la existencia de rebajas continuadas de precios en un país resulten inocuas para la inversión en I+D+i farmacéutica en dicho país', y en definitiva yo añadiría se traten los problemas de salud que todavía no tienen solución.

Es por eso por lo que pedimos que haya un reconocimiento real del valor de la innovación en el sector sanitario. Porque el futuro, el encontrar soluciones para algunas de las enfermedades más dañinas para la población, como el sida, el cáncer o el Alzheimer, viene de políticas que apoyan de un modo decidido la I+D+i. Porque ¿quién va a ser capaz de desarrollar en el futuro medicamentos para tratar la gripe aviar, si no es la industria basada en la investigación? Lo que está claro es que estas soluciones no van a ser aportadas por la industria de genéricos.

En el entorno actual es tan importante reconocer los genéricos, el uso racional de los medicamentos, el uso racional del Sistema Nacional de Salud… como el desarrollo de medicamentos innovadores como otra herramienta fundamental de contención de gasto sanitario. Porque prevenir y tratar las enfermedades con los tratamientos adecuados y más efectivos resulta más rentable que asumir los costes derivados de complicaciones y agravamientos de muchas patologías que todavía hoy no tienen solución.

La concienciación de la población en el uso racional del medicamento debería orientarse hacia una verdadera educación del paciente en que el profesional sanitario es el que sabe qué medicamento debe recetar a cada persona, porque ni todos los pacientes son iguales, ni todos los medicamentos sustituibles. Por eso aplaudimos las campañas generales orientadas a evitar la automedicación, la obesidad infantil, el consumo de tabaco o la prevención del sida. Sin embargo, no nos parece oportuno fomentar desde campañas gubernamentales el uso de un determinado tipo de medicamentos en contra de los medicamentos de marca, cuando el genérico no es siempre la medicina más barata que existe en el mercado. Además, como consecuencia de la existencia de los precios de referencia, el 25% de las prescripciones son ya en la actualidad a precio de genérico.

El debate no debería ser medicamento genérico frente a medicamento de marca. Si el consumo de genéricos en nuestro país está muy por debajo al de otros de la Unión Europea (un 6% frente al 15% de la media europea) es debido, en gran medida, a que la diferencia de precio entre unos y otros no es tan elevada como en países como Reino Unido o Alemania. No hay que olvidar que España, junto a países como Grecia y Portugal, lidera el ranking de los Estados con los medicamentos más baratos de Europa, al igual que nuestro país lidera la tabla de los países que mejores prestaciones y cobertura sanitarias ofrece a sus ciudadanos.

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