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Columna
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Deseo de avanzar en la integración financiera

El Banco Central Europeo (BCE) publicó a finales de septiembre sus primeras estadísticas de integración financiera del área euro, que piensa actualizar cada seis meses, aunque el informe tendrá carácter anual (Indicators of financial integration in the euro area). Así se resalta que el papel de los bancos centrales va más allá que la formulación simplista de conseguir la estabilidad de precios. Sin embargo, como se ha señalado en su presentación oficial, la integración financiera es crucial para la efectividad de la política monetaria, ya que facilita la transmisión de sus efectos a lo largo de toda el área y contribuye a su formulación.

En segundo lugar, la integración financiera afecta a la estabilidad financiera, que también es un objetivo asignado al BCE. Existen otras autoridades económicas con responsabilidad sobre la integración, en especial la Comisión Europea, a través de la Dirección General de Mercado Interno, aunque con menor capacidad operativa. También la Comisión Europea publicó en junio su segundo estudio anual sobre el grado de avance en la integración financiera (Financial Integrator Monitor, 2005), tras el primero, de junio de 2004, siguiendo las líneas establecidas en su informe de 2003 Tracking EU financial integration (Commission Staff Working Paper, SEC, 2003, 628). El propósito en este caso es ver la efectividad del Plan de Acción de Servicios Financieros, que recoge principalmente las iniciativas en normativas sobre el sector financiero.

Los efectos que se atribuyen a la integración financiera son realmente importantes, ya que aumenta las oportunidades de financiación de actividades y de diversificación del riesgo. Esta última característica es relevante porque facilita la absorción de perturbaciones no anticipadas, de forma que se reducen las consecuencias sobre el sector real.

El otro lado de esta moneda es que la integración también facilita la transmisión de esas perturbaciones y el riesgo de contagio. La consecuencia es que la integración de los mercados debe ir acompañada de una homogeneización de las regulaciones y una coordinación de las políticas supervisoras. El lado que atañe a la liquidez y a los instrumentos de crédito esa homogeneización y coordinación radica en el BCE y el Sistema Europeo de Bancos Centrales.

Como se ve en las estadísticas presentadas el grado de integración varia significativamente dependiendo del segmento del mercado. Como resumen general se puede decir que la integración es completa a nivel mayorista y tiene aún camino que recorrer a nivel minorista. También es mayor en el caso de productos financieros en los que no existe ningún referente nacional, que en los que sí existe. Así los mercados de depósitos interbancarios se encuentran perfectamente integrados desde la introducción del euro e instauración de la política monetaria única. Por último, hay mayor integración en el caso de los productos que muestran una cierta estandarización que en el caso de no existir; los mercados de bonos y de acciones van avanzando en su integración, mientras que ésta es escasa en los mercados crediticios minoristas. æpermil;stos, junto con las infraestructuras, son las áreas más retrasadas. Los siguientes pasos deben ser el análisis de los factores que subyacen en la falta de integración y su corrección.

Al final hay que insistir en que la integración promueve el desarrollo de las instituciones, mercados e infraestructuras financieras. Unos mercados amplios y profundos potencian la actividad económica al ejercer un efecto positivo en el ahorro y en la inversión. En el ahorro, porque mejora las posibilidades de diversificación de las carteras y por tanto mejora la combinación de rentabilidad y riesgo; en la inversión porque incrementa sus oportunidades y facilita la financiación, reduciendo por tanto su coste.

Para los intermediarios y mercados, la ampliación del sector les ofrece también nuevas oportunidades, aunque en algunos casos supone un reto al verse enfrentados a una mayor competencia.

Todavía hay camino por recorrer para que la integración financiera sea efectiva. La cuestión es que su logro no sólo depende de que se eliminen barreras y que haga homogeneización normativa; también depende de que los agentes económicos la hagan realidad.

En muchos casos, las normas van por detrás de la realidad, pero en otros hay un sesgo local que tarda en desaparecer. Así, tiene todo el sentido que las autoridades económicas impulsen la acción colectiva para contribuir a solucionar problemas de coordinación en el sector financiero y también que se esfuercen en una labor formativa sobre las ventajas e inconvenientes, oportunidades y retos de la integración. Todos los discursos son pocos.

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