El Reino Unido renuncia a la reforma del presupuesto de la UE
El Gobierno británico, en su condición de presidencia semestral de la UE, retomará por fin el próximo lunes las negociaciones sobre el presupuesto comunitario para 2007-2013, abandonadas desde hace más de cuatro meses. Londres ha preparado como punto de partida un documento en el que mitiga drásticamente las reivindicaciones que llevaron a Tony Blair a vetar el principio de acuerdo alcanzado en junio.
El primer ministro británico acepta ahora que la reorientación del presupuesto 'para centrarlo en las necesidades de la Unión en el siglo XXI' es sólo 'una aspiración a largo plazo'. Reino Unido se conforma ya con 'un calendario' para esa reforma, una condición que, a juicio de Londres, ayudaría a alcanzar el acuerdo definitivo el próximo mes de diciembre. El Gobierno de Blair se resigna, además, a retomar las negociaciones en el punto que las dejó la presidencia luxemburguesa y reconoce que 'hay elementos en ese marco que siguen disfrutando un apoyo generalizado' entre los Estados miembros.
El documento de la presidencia también coloca sobre la mesa de negociación el llamado 'cheque británico', una compensación anual que desde 1984 reduce la aportación del Reino Unido al presupuesto comunitario y que en 2005 superará los 5.000 millones de euros. 'La presidencia aspira a hacer propuestas en líneas con el principio generalmente compartido de un tratamiento equitativo a los Estados miembros con un nivel de prosperidad similar', señala el documento británico.
Luxemburgo propuso congelar el cheque en torno a su nivel actual. Blair no aceptó la oferta.
Blunkett deja a Blair por segunda vez
El ministro británico de Trabajo, David Blunkett, ha presentado su dimisión tras ser acusado de violar un código de conducta ministerial, según confirmó Downing Street. Se trata de la segunda vez en menos de un año que renuncia como ministro, puesto que el pasado diciembre otro escándalo le obligó a dejar Interior. John Hutton le sustituirá en el cargo. El ministro presentó su renuncia después de reunirse con el premier británico, Tony Blair, que aceptó la dimisión 'a regañadientes'.