Derribar las barreras al capital exterior en la auditoría
Casi cuatro años después de la caída de Enron, su doloroso legado pervive. El grupo energético succionó a su auditor Andersen, dejando el escrutinio de las cuentas de las grandes compañías en manos de apenas cuatro firmas.
Esta concentración es peligrosa. El regulador del Reino Unido (...) sostiene que el control absoluto de las cuatro grandes podría romperse si se permitiese a inversores externos tomar el control de las firmas de auditoría. La entrada de capital ayudaría a crecer a las firmas de tamaño medio y a crear nuevas sociedades (...).
Las nuevas o reforzadas firmas no podrían esperar en un principio ganar auditorías complejas de grandes multinacionales. Pero con una inversión centrada en sectores especializados podrían ir abriéndose camino.
Si las cuatro grandes pasasen a ser tres sería difícil para algunas compañías encontrar auditores, por motivos de conflictos de intereses. El capital fresco tiene el poder de romper este vínculo. Pero el obstáculo más importante es la necesidad de independencia del auditor. Si los dueños de las firmas de auditoría tuvieran participaciones en otras compañías, el potencial de conflicto sería enorme (...).
Aunque las cuatro grandes digan que no va a funcionar (...) una propiedad externa es una idea cuyo momento tendrá que llegar.