Francia tensa la cuerda para asegurar la PAC y la 'alimentación de los europeos'
Una vez más, Francia lleva la voz cantante a la hora de preservar las ayudas agrícolas. Varios miembros del Gobierno han acusado a Mandelson de extralimitarse al plantear recortes a las subvenciones y las tarifas. El propio presidente, Jacques Chirac, amenazó el jueves con vetar los acuerdos comerciales si la oferta europea supone una modificación de la Política Agrícola Común (PAC), reformada hace dos años. El ministro de Finanzas, Thierry Breton, esgrimió como argumento la necesidad de 'asegurar la alimentación de los europeos'. Francia, con un 14% de la población de la UE, recibe un 22% de las ayudas agrícolas. En la trastienda, millones de votos que ningún político quiere perder.
Al día siguiente de la amenaza de Chirac, Mandelson, un británico más cercano a los designios de su primer ministro Tony Blair, mejoró la oferta europea, indicando que estaba en el límite tolerado por su mandato. 'Este es el tope europeo', sentenció.
La reforma puesta en marcha hace dos años eliminó la principal fuente de distorsión de la PAC: desde entonces, las ayudas no están vinculadas a la producción, lo que evita que los productores se lancen a la plantación ineficiente e inunden los mercados con productos que luego hay que facturar al tercer mundo. Pero las ineficiencias no han terminado. Parte de la sociedad concibe la PAC como una ayuda imprescindible para la supervivencia de los pequeños agricultores; lo cierto es que un 20% de las explotaciones recibe el 80% de las ayudas. En España, la primera receptora de subvenciones es la duquesa de Alba. Las ayudas agrícolas se llevan la mitad del presupuesto de la UE, pero el coste para los consumidores no se limita a los impuestos: un estudio de la asociación de consumidores británica concluía que la cesta de la compra del Reino Unido costaba 1.330 euros anuales más que la de Nueva Zelanda, debido a los precios garantizados.
La PAC supone un gasto de cerca de dos dólares diarios por cada vaca de la UE, más dinero del que tienen para sobrevivir 1.200 millones de personas en el mundo. El primer ministro británico, Tony Blair, exige por ello una reorientación de las políticas europeas: en un momento de estancamiento económico en la UE, parece sensato que buena parte de ese dinero se destine a la I+D. La discusión no es menor: en junio, provocó el fracaso de la cumbre de la UE que debía elaborar las perspectivas financieras del periodo 2007-2013.