'El mundo de hoy carece de un líder moral y político'
Hay que buscar un papel en el mundo para Estados Unidos pues el que hoy juega no es bueno'. Al menos eso opina Lech Walesa, el ex presidente de Polonia y fundador del sindicato Solidaridad que jugó un papel decisivo en el fin del régimen comunista en los años ochenta en Polonia. Walesa dio ayer una conferencia en Madrid en la sede de la Fundación Rafael del Pino. Pero antes, compareció en una rueda de prensa donde desgranó su visión de las relaciones internacionales presentes y futuras.
El líder político y sindical polaco, que se definió a sí mismo en varias ocasiones como 'un revolucionario', considera que el mundo actual está huérfano de liderazgo y recalcó la necesidad de buscar un líder. 'Estados Unidos acapara el liderazgo económico y militar en el mundo, pero no el moral ni el político', aclaró. 'Este referente lo podría ejercer la ONU, u otra organización similar de nueva creación. Polonia apoya a una superpotencia en referencia a Estados Unidos porque es muy ágil, pero no tiene un mandato multilateral. La ONU por su parte sí tiene el mandato, pero es ineficaz', explica.
Según Walesa, el mundo mantiene las estructuras para la convivencia de dos superpotencias y no se ha adaptado todavía a la caída de una, lo que ha causado tanto la falta de liderazgo mundial como la ruptura del rol de EE UU.
'En España, tampoco los resultados electorales fueron como debían'
Respecto a las elecciones que se acaban de celebrar en su país y que ha ganado contra pronóstico el conservador de tintes nacionalistas Lech Kaczynski, Walesa -que ha apoyado al candidato perdedor, el liberal Donald Tusk- considera que deberán llegar a entendimientos. El ex presidente polaco no cree que estos resultados puedan enturbiar las relaciones con España. 'En España tampoco los resultados fueron como debían en referencia a la derrota del PP, pero no se generarán conflictos pues ambos países tienen políticos muy profesionales y si los intereses de ambos países son convergentes, llegarán a acuerdos', expuso.
En este sentido, Walesa se mostró irónico con los actuales políticos. 'La política ha cambiado en los últimos diez años y no sé si es bueno o no para las necesidades actuales', dijo. Para el líder polaco, al frente de los estados cada vez hay más 'mánager' en una clara referencia a la pérdida del espíritu político para dar paso a un mayor peso tecnocrático en los dirigentes actuales. 'Son políticos para alquilar, que cumplen unos contratos', sentenció.
Respecto a la relación de su país con Alemania y Rusia, con los que ha mantenido conflictos en el siglo pasado, mostró su esperanza en que 'ahora no compensa la lucha por la tierra como en el pasado. Estamos condenados a vivir juntos y a hacer negocios en común. A Rusia hay que ayudarla a afrontar sus reformas', declaró.
'Este siglo seremos europeos, no polacos o españoles'
Lech Walesa dedicó una buena parte de sus intervenciones a la Unión Europea y sobre todo al futuro del continente. En este sentido, el líder sindical y político polaco considera que los sentimientos nacionales irán dando paso a otros más comunes. 'Toda Europa será de los europeos, todos seremos europeos y ya no habrá españoles, polacos o alemanes', vaticinó. Pero de momento, Europa vive, según Walesa, un estado de transición que genera dudas: 'Ahora cuesta entenderlo, pero mañana será más fácil', señala.'La política del futuro será a base de cálculos. Los estadistas llegarán a las reuniones con sus ordenadores y sus programas y todos los pondrán en común y llegarán a acuerdos. A eso vamos a llegar, no habrá lugar para los conflictos, sólo para los acuerdos', afirma. Y pone plazos. 'Habrá que esperar diez años'.Sobre la Constitución europea considera que habría que aprobarla tal cual para 'cambiarla inmediatamente'. Y explica que la Carta Magna europea debe estar marcada por los valores. 'Qué queremos, la Constitución de las libertades o la de los valores', dijo.Para Walesa está claro que debe ser la de los valores. 'Un ser humano, sin valores, sin Dios, siempre hará algo malo', afirmó. Pero matizó que en ningún caso se trata de un estado religioso, y abogó porque tengan cabida los valores de todas las religiones, no sólo la cristiana.