Cuatro claves de éxito
Sea humilde. La primera norma que hay que tener en cuenta a la hora de realizar un presupuesto es que se nutre de proyecciones y que, por tanto, éstas pueden resultar equivocadas. Aprender a equivocarse y, lo que es más importante, a corregir las equivocaciones es la primera lección a aprender.
Sea flexible. Convertir el presupuesto en un esquema rígido e inflexible no es inteligente. Por el contrario hay que aprender a reaccionar sobre la marcha de forma que pueda corregirse a tiempo. Si sus previsiones de ingresos, por ejemplo, son menores de lo que esperaba actúe con rapidez y recorte gastos en otra partida.
Sea pesimista. El presupuesto no es una de esas actividades en que conviene mostrarse optimista. Ser conservador en la planificación de los objetivos de gastos y de ingresos es una garantía de mantener un cierto equilibrio entre sus partidas. Recortar gastos superfluos es una medida a considerar.
Esté alerta. Conviene revisar la planificación todos los meses. Así, hay que examinar el flujo de fondos para asegurarse de que se puede hacer frente a las obligaciones de pagos. También es importante analizar la información: le permitirá anticiparse y comprender en qué ha podido fallar.