La seducción del Adriático
La costa dálmata presume sobre todo de tres cosas: un millar aproximado de islas, un puñado agotador de ciudades históricas y unas aguas puras y translúcidas como pocas
Puede que uno haya estado en Croacia sin saberlo. No es un acertijo, el nuevo Estado acogido en 1992 por la comunidad internacional fue antes parte de la antigua Yugoslavia: un lugar muy visitado por los españoles antes de su disolución y las guerras balcánicas. Ya nadie piensa en el pasado. Se mira al futuro, y al ingreso en la Unión Europea. El pequeño país de 4,8 millones de ciudadanos tiene fácil la seducción de los europeos. Su capital, Zagreb, está enraizada en la tradición austrohúngara, y gran parte del país es un soberbio balcón sobre el Adriático, con cientos de islas y decenas de ciudades deslumbrantes.
Entre ellas, Dubrovnik, declarada patrimonio de la humanidad, fundada en el siglo VII. Por aquí, más o menos, pasaba la frontera entre el occidente romano y el imperio bizantino, que luego separó a católicos de ortodoxos. En el siglo XIII se levantaron las formidables defensas que le dan un aspecto de juguete, de algo demasiado fantástico para ser real. En los siglos XV y XVI llegó a ser una potencia marítima, como Génova o Venecia, uno de esos emporios por cuyas calles pululaban artistas y sabios, comerciantes y viajeros, objetos preciosos e ideas de todo el mundo.
Su vieja carcasa parece una isla separada del tiempo, vista desde lo alto de los acantilados, entre un bosque de cipreses -dicen que cada habitante tenía que plantar cien cipreses, para aportar madera a los astilleros-. También desde lo alto se atisba que su calle principal, o Stradum, era un canal, luego cubierto. Por un flanco de esa arteria central, las calles ascienden, en escaleras, hacia la cornisa; por el flanco opuesto descienden hasta el mar, contenido por la muralla. Las iglesias, monasterios y palacios no sufrieron demasiado en la reciente contienda entre croatas y serbios. Pero sí los tejados de la ciudad, esa quinta fachada de un rojo tamizado; era imposible encontrar las 490.000 tejas necesarias y las nuevas son la discreta cicatriz de la locura bélica.
Otra ciudad estrella, más al norte, es Split. La antigua Spalato, que hasta en el nombre conserva rastro de su origen: y es que en principio fue el palacio que Diocleciano se labró en su tierra (llamada entonces Dalmacia), a finales del siglo III. Era una miniciudad, uno de esos castros fronterizos que el imperio oponía a la amenaza de los bárbaros. æpermil;stos acabaron por entrar; el mausoleo del emperador acabaría siendo catedral, el templo de Júpiter, baptisterio, los patios se tornaron plazas y el conjunto entero fue ocupado como un termitero, mezclándose aún las piedras y capiteles romanos con tapias medievales y apaños modernos.
Tomar un refresco en una placeta que es, manifiestamente, un rincón del palacio imperial produce una suerte de desorientación. Split siguió creciendo, y es ahora una gran ciudad marinera, con mercados refrescantes, y barcos que parten de continuo hacia las islas cercanas. En una de ellas. Korcula, entre Split y Dubrovnik, dicen que nació Marco Polo -al menos enseñan su casa-. Pero las islas de la costa dálmata son otra historia; un secreto a voces, pero secreto al fin.
Guía para el viajero
Cómo ir. Alitalia (902 100 323) tiene vuelos diarios (excepto sábados) desde España hasta Split o Dubrovnik, vía Roma o Milán, a partir de 379 euros más tasas (a Dubrovnik) y 280 euros más tasas (a Split). Lufthansa (902 220 101) vuela a Split vía Francfort a partir de 279 euros más tasas (unos 100 euros) y emisión del billete (35 euros) ida/vuelta. La mayorista Catai ofrece varios paquetes organizados, desde pasar cuatro días en Dubrovnik (a partir de 483 euros) a un crucero de 10 días por las islas de la costa dálmata (1.190 euros). En agencias y también en www.catai.es.Aojamiento.Especialmente recomendable en Dubrovnik: Villa Dubrovnik (Tel.: 385 20 422 933), situada sobre un acantilado con vistas al viejo casco medieval y rodeada de jardines, cuenta con 40 habitaciones con terraza, desde 140 euros la habitación doble. Se puede consultar la amplia red de hoteles, apartamentos, villas y casas rurales en www.adriatica.net.Más información.Se puede encontrar información práctica -además de aspectos históricos y más generales- en www.dalmacija.net, que a su vez proporciona links con las páginas webs de numerosos enclaves, o en www.croatia.hr. En www.dubrovnik.hr se puede hallar lo relativo a esta ciudad. También se puede recurrir a la Embajada de Croacia en España (C/ Claudio Coello, 78, 28001 Madrid, Tel.: 915 776 881).