El poder transformador de la ficción
Juan José Flores publica 'Todas las primaveras'
'El ser humano sigue colgado de la ficción desde los tiempos de las cavernas'. Juan José Flores habla del poder de la ficción para transformar en su tercera novela, Todas las primaveras (Alfaguara). 'No creo que la literatura nos tenga que dar respuestas más o menos trascendentes, pero sí nos reconcilia con el mundo, nos tranquiliza vernos reflejados en una historia', asegura el autor. Tanto en la literatura como en el cine, al que Juan José Flores rinde homenaje en la novela. 'Mi cultura de ficción es tan cinematográfica como literaria'.
Todas las primaveras es la historia de un proyecto cinematográfico mermado por la repentina muerte de su director, y la posterior decisión de su ayudante de dirección de sacar la película adelante. Pero para hacerla, deberá encontrar el manuscrito en que el cineasta había esbozado el guión y que ha desaparecido misteriosamente. Así, entrará en contacto con los Anglada, propietarios de la mansión donde se localiza la película. Al tiempo, se desarrolla la historia del desaparecido guión, que desarrolla en un hotel parisino, paradero de suicidas, al que acuden dos amantes españoles separados por la Guerra Civil. En la novela conviven distintos tiempos y distintos registros que revelan la ambición del escritor nacido en Barcelona hace 50 años por evolucionar en su forma de narrar. 'Uno de los peores enemigos de un escritor puede ser su propio estilo'. Juan José Flores admite su interés por el aspecto multifacético de la novela, 'porque en el fondo es muy realista'. Cada momento cotidiano, mantener una conversación o comprar el periódico, tiene su propio registro, que el narrador cree que hay que ir integrando continuamente.
Los personajes de Juan José Flores se salen de la uniformidad. 'Tiendo a pensar que en el fondo todos somos un poco marginales'. Personajes que, quizá no por valor sino por inconsciencia, se tiran a la arena cuando los demás están mirando desde la barrera y luego vuelven para contar lo que ha sucedido y si no es posible explicarlo, se lo inventan. Tiene que ver con esa necesidad de contar historias de los seres humanos. 'Nos interesa una historia porque habla de nosotros', confirma.
Sin sentimientos, no se plantea una novela. 'No hay mayor misterio que los sentimientos humanos'. La capacidad o no de amar, de sentirse desvalido, de salir del túnel, de transformar una situación de pérdida. Las historias sin sentimientos no le interesan.
En Todas las primaveras hay también homenajes al mundo laberíntico de Borges, donde la conciencia humana es el gran misterio, y al realismo mágico de García Márquez. Pero su lista de autores es amplia. 'Me considero lector antes que escritor. Creo que uno escribe para continuar las historias que le han atraído y quizá quisiera añadir las suyas a las que le han interesado'.