Las empresas buscan cómo vivir en paz sin humo
La futura ley antitabaco no prevé zonas de fumadores en el trabajo. El reto de las compañías será cómo gestionar pausas para salir a fumar
En Sanitas ahora tenemos dos tipos de fumadores: los que bajan a la calle o suben a la terraza a fumar y los que esperan a la hora de salir para hacerlo'. Cuando hace año y medio Sanitas fichó a Coral González, la directora de Recursos Humanos de la aseguradora era una fumadora. Ahora, ya no lo es. 'Cuando llegué aquí y me enteré de que no se podía fumar me sentí aliviada. Yo quería dejarlo y no poder fumar en la empresa me pareció una forma de conseguirlo', explica. Cuando Coral llegó a Sanitas la compañía llevaba ya cierto tiempo aplicando una política estricta de prohibición del tabaco. No en vano, su sede en Madrid es un ejemplo de lo que se denomina arquitectura verde o ecológica: construcciones sostenibles que reducen el consumo de energía en un 60%, materiales no contaminantes y, como no podía ser de otra forma en un edificio ecológico, aire libre de humos. Sin salas de fumadores. Sin escaleras ni pasillos donde poder encender un cigarrillo. Sin ceniceros junto a los ascensores.
'Aquí el cambio se vivió tranquilamente. No hubo dramas ni sublevaciones populares', señala con humor la directora de Recursos Humanos. La compañía aprovechó el cambio al nuevo edificio para explicar a sus empleados que tendrían que dejar de fumar dentro de la empresa. También les informó de la posibilidad de seguir un curso para dejar el tabaco.
La experiencia de Sanitas se hará universal en las empresas españolas cuando el año próximo entre en vigor la ley de venta, consumo y publicidad del tabaco que ha impulsado el Gobierno. Tras pasar el trámite de introducción de enmiendas la semana pasada en el Congreso, el texto no prevé la posibilidad de que las empresas puedan contar con salas de fumadores. Así, las compañías que actualmente permiten fumar tendrán que dejar de hacerlo, mientras que las que cuentan con salas de fumadores deberán cerrarlas. Todas ellas, en cualquier caso, tendrán que tomar una de estas tres decisiones: establecer un horario de pausas para salir a fumar a la calle, dejar en manos de cada trabajador la gestión de ese tiempo para fumar o prohibir las salidas del edificio y obligar a los fumadores a consumir tabaco sólo fuera del horario laboral.
'En IBM hace ya varios años que está prohibido fumar en todas las instalaciones, incluyendo despachos individuales, con la excepción de unas pequeñas áreas en los edificios donde las condiciones arquitectónicas así lo han permitido', comenta Pablo Pastor, director de Recursos Humanos de IBM para España, Portugal, Grecia, Turquía e Israel. Pastor es consciente del cambio que la ley introducirá en las empresas. Sin embargo, no cree que la norma vaya a afectar de forma importante a la compañía y descarta la idea de que IBM vaya a organizar las pausas de sus trabajadores fumadores. 'La cultura empresarial de IBM se basa en el cumplimiento de objetivos individuales y no en el control de la horas que cada empleado pasa en su puesto. Por eso no será necesario pactar horarios, pausas o turnos concretos. Cada uno es responsable de su trabajo y organiza sus tiempos', añade.
Algo similar ocurrirá en Ikea, que no permite fumar excepto en zonas restringidas. Los empleados de la compañía disponen de unas pausas de descanso que, en el caso de los fumadores, tendrán que aprovecharse para salir a fumar cuando entre en vigor la futura ley. 'Nosotros cumpliremos la ley como todas las empresas y, de hecho, estamos preparando cursos de ayuda para quienes quieran dejar el tabaco', apunta Rocío Fernández-Shaw, directora de Recursos Humanos.
Desde la experiencia, hay quien insiste en la necesidad de gestionar las interrupciones. 'En Sanitas cada departamento se organiza para que no salgan todos los fumadores a la vez ni haya nadie que salga continuamente, por ejemplo. La gente sube a la terraza o sale y no tardan más de diez minutos', concluye Coral González.
Cuando ser flexible sale caro
Entre 601 y 10.000 euros. Esto es lo que le puede costar a un empresario ser descuidado o ser flexible respecto a la prohibición de fumar. La futura ley no sólo impone multas al fumador, sino que hace responsable al empresario de los incumplimientos. Por ello, los bufetes de abogados llevan tiempo analizando con lupa los riesgos y las posibles formar de minimizarlos.Así, Ignacio Sampere, socio del bufete A&S Sampere, aconseja a las compañías que cuando entre en vigor la ley incluyan en sus contratos de trabajo dos tipos de cláusulas: una que deje claro que el trabajador ha sido informado de la prohibición de fumar en cumplimiento de la ley y otra en la que se prohíban las salidas que no tengan relación con el trabajo en jornada laboral. En este último caso, insiste Sampere, es fundamental que esa prohibición se aplique a todas las salidas, 'sean para fumar o para cualquier otra actividad' no laboral.José María Aguilera, director del departamento de laboral del bufete Lupicinio Eversheds, aconseja también llevar la prohibición de fumar a los contratos de trabajo y apuesta por los acuerdos para gestionar las pausas para fumar. 'Al igual que se ha hecho con cuestiones como el uso del correo electrónico, sería aconsejable que las empresas llegaran a acuerdos con los empleados, bien de forma individual o bien a través del comité de empresa para resolver este tema', señala.Otra solución es optar por considerar esas pausas como suspensiones del contrato laboral y, por tanto, con incidencia en el salario y la cotización del empleado. 'Pero es una solución muy drástica -explica Aguilera- creo que finalmente se impondrá la negociación'.