RTVE: barco sin rumbo y sin patrón
Septiembre es el mes en el que los gobernantes y gestores públicos en general han de retratarse ante la sociedad al cumplir con la obligación legal de presentar sus proyectos de Presupuestos. De este modo, hacen públicas las coordenadas de lo que va a constituir su gestión en el próximo ejercicio, sometiéndola al juicio de la opinión pública.
Como RTVE también participa de esta costumbre, hace unos días hemos conocido su anteproyecto de presupuesto. Dada la dimensión de los problemas económicos de RTVE, es interesante analizar el contenido de su presupuesto y hacerlo en una perspectiva dinámica para poder comparar las previsiones del mismo con la evolución del ente público desde 1990, año en el que comienzan sus problemas económicos.
Es evidente que el volumen alcanzado por la deuda de RTVE, los gastos financieros que acarrea y el importe de la subvención estatal que recibe son variables exógenas a la responsabilidad de sus gestores, por lo que un examen equitativo a su actual gestión requiere obviar estos parámetros y centrarse en aquellos problemas que son endógenos a la responsabilidad de sus gestores. Vamos a analizarlos.
Un primer problema es la existencia de pérdidas de explotación. Los resultados de explotación de RTVE tornaron de negro a rojo en 1990, y desde entonces, todos los ejercicios se han saldado con déficit de explotación, lo que evidencia que el problema no es sencillo de resolver. En el presupuesto para 2006 vuelve a preverse la existencia de pérdidas.
Un segundo problema es el carácter creciente de las citadas pérdidas de explotación. En efecto, desde 1990 el resultado negativo creció imparablemente hasta alcanzar en 1997 la cifra de 545 millones de euros, lo que constituyó su máximo histórico. A partir de 1998 se logró invertir la tendencia empezando a disminuir las pérdidas, que en los años 2002 y 2003 descendieron a 370 millones. Desgraciadamente, esta tendencia de reducción ha revertido, siendo las pérdidas presupuestadas en el presente ejercicio 457 millones, que en el presupuesto para 2006 se elevan hasta 571 millones, cifra que constituirá la mayor pérdida de explotación de la historia de RTVE.
Un tercer problema es el crecimiento de los gastos de explotación. De modo ininterrumpido desde 1990, cada año los gastos de RTVE superaban a los del año anterior, llegándose en 1999 a la cifra récord de 1.456 millones de euros. Esta situación empezó a encauzarse en 2000, iniciándose un proceso de reducción de gastos que se aceleró en 2002 y los situó en 2003 en 1.199 millones. Lamentablemente, los gastos de explotación de RTVE no sólo no han dejado de disminuir, sino que han vuelto a crecer, y en el presupuesto para 2006 ascienden hasta 1.304 millones.
Un cuarto problema es la disminución de las ventas, concepto que básicamente refleja los ingresos por publicidad. En 1990 empezaron a descender en caída libre hasta que en 1996, con 435 millones de euros, se tocó fondo (esta cifra de ingresos fue la mitad que la correspondiente a 1990). A partir de 1997 se inició la recuperación, ingresándose 459 millones en dicho año, 555 en el siguiente, 737 en 2000, 791 millones en 2002 De nuevo, el presupuesto para 2006 nos aporta un mal dato, pues se proyecta una reducción de los ingresos por ventas hasta 721 millones de euros.
Un quinto problema es la pérdida de audiencia. Al liberalizarse el mercado de televisión, RTVE tuvo que afrontar una competencia cada vez mayor. Al principio fueron las cadenas de ámbito nacional y emisión gratuita, a las que siguieron las cadenas de pago, las cadenas autonómicas, las de ámbito local
Lógicamente, RTVE perdió audiencia pero, en todo caso, desde 1990 hasta mayo de 2004 ostentó todos los meses el liderazgo de audiencia con la excepción de cuatro meses en los que fue la segunda. Tristemente, desde mayo de 2004 RTVE ha sido todos los meses indefectiblemente la tercera (sólo hay tres operadores nacionales en abierto).
En síntesis: los ingresos, que estaban subiendo, ahora descienden; los gastos, que estaban disminuyendo, ahora crecen; las pérdidas, que se estaban reduciendo, ahora aumentan; el liderazgo, que era una constante, ha desaparecido. Sin duda, es un pobre balance de gestión para los actuales responsables de RTVE.
A lo anterior hay que añadir que el diseño de las reformas estructurales del ente público fue encomendado a un comité de sabios sin presencia de ningún directivo del ente público. Y aún más, recientemente se ha anunciado que la subvención del Estado para 2006 se condiciona a la aplicación por RTVE de un plan de viabilidad. Preguntada por el contenido del mismo, la directora general ha manifestado que 'no hay nada, porque no hay plan'.
En definitiva, RTVE es una nave a la deriva, con las velas y el timón rotos, y con un capitán que ni sabe, ni puede, ni quiere gobernar el puente de mando.