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CincoSentidos. Tendencias

Los exclusivos 'manolos' llegan a España

Es curioso, pero a Manolo Blahnik no le gusta que le hagan fotografías con un zapato suyo en las manos. Dice que da mala suerte, y que aquel zapatero que coge con sus manos un zapato no lo vende. Y el diseñador canario, de 63 años, no quiere que eso le ocurra, sobre todo ahora que acaba de estrenar, coincidiendo con el impulso que está tomando el sector del lujo entre los españoles, su primera tienda en España.

Se trata de una franquicia, ubicada en la denominada milla de oro madrileña, en plena calle Serrano, y de la mano de los joyeros andorranos Vasari, de Ana de Marichalar (hermana del duque de Lugo) y de la experta en moda Nati Abascal.

Sus modelos combinan a partes iguales glamour, comodidad y sensualidad. Blahnik es un artesano. Todas las hormas y tacones son moldeadas por sus propias manos, lo que han ido convirtiendo sus modelos en objeto de culto. æpermil;l cree que 'los zapatos ayudan a transformar a una mujer'. Muchas son incondicionales. Es ya célebre la frase de Sarah Jessica Parker, la protagonista de Sexo en Nueva York: 'Quítame lo que sea, mi bolso Fendi, mi anillo, mi reloj, todo menos mis manolos'. Mujeres como Anjelica Houston, Naomi Campbell, Stella McCartney y Jennifer Aniston calzan manolos. Madonna va un poco más allá y afirma que un par de manolos son tan buenos como el sexo, con la ventaja adicional de que duran más. Y hasta la ministra de Cultura, Carmen Calvo, reconocía recientemente que en su armario tenía un par de ellos.

El interiorismo de la tienda de Madrid, obra del propio diseñador, está inspirado en la España folclórica y torera. Combina el color albero de la Maestranza de Sevilla, el blanco roto de las paredes con el color rojo burladero de las cortinas. Acompaña al visitante un retrato de Felipe II de principios del siglo XVII, rey por el que Blahnik siente auténtica devoción. A los anaqueles de las estanterías han llegado 150 diseños, algunos son los modelos que han arropado y aupado la imagen y el mito del diseñador, junto a una nueva colección para este invierno inspirada en la Rusia de los zares y tomando como musa a Catalina de Rusia. Los precios oscilan entre los 480 euros que cuestan unas bailarinas a los 2.900 euros de un modelo elaborado en cocodrilo. Aunque el preferido de Blahnik es un zapato cubierto de damasco de seda y adornado con piel de chinchilla, que cuesta 1.800 euros. Todos los diseños van dirigidos, según contó ayer el director de la firma en España, David Bernat, 'a mujeres que aprecian la calidad, lo exclusivo y ven el zapato como un objeto fetiche'.

Blahnik, de madre española y padre checo, estudió idiomas y arte en Ginebra. En 1968 se trasladó a París, donde trabajó como diseñador de escenarios. Dos años más tarde, viajó a Nueva York y le mostró a la editora de la revista Vogue sus diseños de zapatos, arte que aprendió durante sus visitas a algunas fábricas. En 1973 abrió su primera tienda en el exclusivo barrio de Chelsea (Londres). Desde entonces, la marca se ha expandido por el mundo, en régimen de franquicias y en boutiques: Nueva York, Hong Kong, Tokio y Moscú. Después de más de dos décadas, y tras numerosas peticiones, ha llegado a su país.

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