Las escuelas chinas buscan profesores de español
El Instituto Cervantes adelanta la apertura de un centro en Pekín
Por cada plaza universitaria para estudiar español en China se presentan 60 candidatos. Los programas oficiales de lengua castellana están implantados en 25 universidades, con 2.500 alumnos en sus aulas, de las que salen unos 600 graduados al año. Y el interés por el español sigue creciendo. Pero en el país más pujante del planeta no hay suficientes profesores para impartir la lengua de Cervantes.
En Shanghai, la capital económica del país, el director de la Facultad de Filologías Occidentales de la Universidad de Estudios Internacionales, Lu Jingsheng, reconoce: 'Tenemos que limitar el número de estudiantes oficiales por la falta de profesores preparados', según declaraciones recogidas ayer por la agencia Efe en Shanghai.
En Hong Kong, donde viven 1.998 alumnos de español ( no sólo universitarios), sucede otro tanto: 300 chinos aprenden castellano en su universidad y, aunque 'la demanda es mucho mayor, no puede ser atendida porque no hay quien les enseñe', escribía María Mercedes Vázquez en un reciente informe del Instituto Cervantes.
¿Pero por qué este repentino interés por el castellano? José María Martínez, del instituto, lo explica: 'En China, como en todas partes del mundo, está creciendo el español. Pero, además, la economía del gigante asiático avanza muy rápido y uno de sus intereses prioritarios está en América Latina, donde es lengua mayoritaria'.
Esta inclinación ha motivado el adelanto de la apertura en Pekín de un centro de la institución encargada de difundir el castellano por el mundo, el Cervantes, prevista para dentro de diez años.
'China tiene una política de reciprocidad. Si el instituto de un idioma quiere abrir un centro en su territorio, tiene que permitir la apertura de otro de chino en el suyo, los institutos Confucio. Pero el problema es que China no siempre cuenta con los medios para mantenerlos', dice Martínez.
La falta de docentes ha jugado a favor del español en esta ocasión. Desde el Cervantes atribuyen a esta razón el adelanto de la fecha de inauguración del centro de Pekín a la primavera que viene. En otoño está prevista la firma del acuerdo definitivo durante la visita oficial del presidente chino, Hu Jintao, a España.
De momento, este límite de personal obliga a reducir el número de alumnos que acceden a la formación superior en español. La criba que se realiza a través de las pruebas de acceso a la universidad.
'La selección tiene una parte positiva. Los alumnos llegan con nivel y, así, salen de la facultad con más dominio, tanto de la lengua como de la cultura. Son capaces de trabajar, incluso sin haber vivido en el extranjero, como intérpretes, traductores y asistentes para embajadas, consulados, oficinas comerciales y empresas', cuenta el director de la facultad de lenguas occidentales de Shanghai, de donde sale uno de cada diez graduados universitarios en lengua española de China.
Shanghai produce al año unos 50 licenciados y 10 maestros (la 'maestría' china equivale a un máster universitario, de posgrado). Además, cerca de 100 alumnos de otras lenguas se gradúan con estudios complementarios de español.
Lu Jingsheng alerta, sin embargo, de que la carencia de docentes provoca que las clases libres, extra escolares, no ofrezcan la misma calidad.
Los llamados 'niños banana' aprenden chino en Barcelona
La misma comunidad china los llama así, 'niños banana: amarillos por fuera y blancos por dentro'. Los hijos de inmigrantes chinos han perdido la vinculación con el país de sus padres. La Escuela Superior Fundación Universitaria de Barcelona (una ciudad con 70.000 inmigrantes chinos) detectó que ahí podía surgir una demanda y organizó una escuela de chino para chinos. Por 40 euros al mes les enseñan a escribir su lengua, las costumbres e historia de su país. Ya tienen 250 alumnos matriculados y una veintena de profesores. Como la cuantía de la matrícula no es suficiente para cubrir los gastos, la comunidad sufraga el resto. El año que viene desembarcarán en Madrid.