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Los camioneros reinventan la Ruta de la Seda entre Asia y Europa

La avalancha de productos chinos hacia Europa contará pronto con una nueva ruta de entrada. Ocho camioneros (un lituano, un kazajo, dos polacos, dos rusos y dos letones) salieron anteayer de Pekín a bordo de un Iveco, un MAN, dos Mercedes y un Volvo para comprobar si el transporte por carretera permite intensificar la relación comercial entre China y Europa.

'La caravana mostrará que el viaje se puede hacer en un tercio del tiempo que se tardaría por mar', fue el mensaje de despedida a los conductores de Paul Laeremans, presidente de la Unión Internacional de Transportistas por Carretera (IRU).

La misma organización, que promueve la iniciativa junto a las asociaciones de transportistas de China, Rusia, Kazajistán, Letonia, Lituania y Polonia, les espera en Bruselas el próximo 17 de octubre con un solo objetivo. 'Llamar la atención de políticos y empresarios sobre el hecho de que el transporte por carretera puede ofrecer hoy una alternativa viable y competitiva en precios y tiempo para transportar bienes desde China hacia los mercados europeos, Rusia, Oriente Próximo y la costa este de EE UU'.

Pekín, Astana, Moscú, Riga, Vilna y Varsovia, en su condición de capitales de los seis países participantes en la caravana, serán las etapas de los 12.000 kilómetros al volante hacia la capital de la Unión Europea. El trayecto coincide en parte con la legendaria Ruta de la Seda, que entre el siglo VII y el XV fue uno de los principales canales de intercambio de mercancías entre Oriente y Poniente. Pero del éxito de la caravana de tráileres depende en buena medida la revancha histórica de la vía terrestre frente al transporte marítimo, cuyo desarrollo, según los historiadores, fue una de las causas del abandono del camino de Samarkanda.

Ahora las dos partes pueden hacer frente a las navieras con una amplia flota de camiones (28 millones en la UE y 4,5 millones en China) y una abundante mano de obra (el sector emplea a 14 millones de personas en China y más de tres millones en la UE). Y los transportistas, según la IRU, creen llegado el momento para presentar su oferta a la vista de 'la creciente congestión de los puertos chinos y el dramático aumento de las tarifas del transporte marítimo'.

El régimen comunista de Pekín tampoco oculta su esperanza en que la nueva ruta le permita incrementar su superávit comercial de 78.000 millones de euros con la Unión Europea. 'El comercio no cesa de aumentar, así que debemos utilizar todos los medios de transporte disponibles', señaló Yao Mingde, presidente de la Asociación China de Transporte por Carretera, en la ceremonia de salida de la caravana.

En el extremo occidental de la ruta, esa evolución se observa con menos tranquilidad. El Parlamento europeo debate hoy un informe de Caroline Lucas, eurodiputada verde, que califica la avalancha de productos textiles como el primer síntoma del impacto de la producción barata en suelo chino. 'El desafío se extenderá pronto a sectores como la fabricación de automóviles, de maquinaria o la siderurgia', advierte Lucas. Si el presagio se cumple, la próxima invasión podrá llegar también por carretera.

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