Los empresarios españoles relatan sus fracasos
Cuando uno acierta, triunfa; cuando se equivoca, aprende. La periodista Pilar García de la Granja (Burgos, 1971) recoge los mayores fracasos profesionales de trece empresarios y directivos españoles en el libro ¡Me equivoqué!, editado por Planeta.
Isidre Fainé, Santiago Foncillas, Juan María Nin, Ignacio Sánchez Galán, Ricard Fornesa, Luis Abril y José Manuel Lara, entre otros, han contado a la autora sus grandes errores profesionales, equivocaciones que constituyen los capítulos más interesantes de la economía española de los últimos 25 años.
'Quería hacer un libro para aprender', comenta Pilar García de la Granja. 'Un libro en el que los ejecutivos puedan verse reflejados en los detalles relatados por los empresarios y que, al mismo tiempo, ayude a descubrir su lado humano'.
El principal reto para esta periodista especializada en información económica y financiera fue conseguir que los primeros espadas de la empresa española reflexionaran sobre sus errores. 'Tuve mucha suerte porque el editor José Manuel Lara me dijo que él sería un capítulo', recuerda Pilar García de la Granja. Hubo muchos que le dijeron que no, 'era difícil encontrar gente generosa para reconocer sus equivocaciones, sin miedo al qué dirán, con la inteligencia y madurez para contar que se equivocaron y que no pasa nada', pero los que aceptaron lo hicieron sin condiciones, revela. 'Y es difícil hablar de errores', constata la autora.
Cada historia le ha resultado sorprendente. El error de Isidre Fainé, se llama Xfera, el operador de telefonía móvil que decidió apostar por la tecnología UMTS, aún no desarrollada en España. El directivo de La Caixa recuerda en ¡Me equivoqué! cómo le llamó Esther Koplowitz y le habló de la oportunidad de ir juntos en el consorcio Xfera y cómo a su consejero delegado en Abertis, Salvador Alemany, le convenció Florentino Pérez, presidente de ACS. 'Fue un error de apuesta desde el inicio, aunque esperamos que se pueda remediar', admite Fainé en el libro.
No es el único testimonio que llama su atención. A Santiago Foncillas le tocó coger las riendas de Galerías Preciados en 1979, en representación del Banco Urquijo, sin tener idea del negocio. Ignacio Sánchez Galán, al que describe como enfant terrible de la gran empresa española, fue incapaz de poner orden en el consejo de administración de Airtel. Juan María Nin, prototipo del nuevo banquero, se equivocó al posicionarse en la fusión entre el Santander y el Central Hispano y tuvo que salir del banco, después de 23 años en esta última entidad. Ricard Fornesa invirtió en Argentina pensando que la crisis del país era 'episódica'. Y José Manuel Lara apostó por Quiero TV, pero la sociedad se disolvió dos años después con importantes pérdidas.
Los protagonistas del libro se equivocaron en su toma de decisiones y aprendieron de ello, mejoraron e incluso siguen en activo, algunos en los mismos puestos; otros, en destinos mejores, destaca Pilar García de la Granja.
'Como decía Victoriano Reinoso el desaparecido consejero delegado de Unión Fenosa, aprendemos algo de los errores propios y nada de los ajenos, porque nos dedicamos a criticarlos y eso es el principal fallo. Una señal de inteligencia es reconocer que nos equivocamos', expresa la autora.
El lado humano de los protagonistas
Los grandes empresarios y ejecutivos españoles jamás habían contado abiertamente sus errores. Hasta ahora. ¡Me equivoqué! es un libro de estrategia empresarial en el que la periodista Pilar García de la Granja recoge los testimonios de destacadas figuras que explican cuáles fueron sus mayores equivocaciones y qué han aprendido de ellas.La autora ha entrevistado personalmente a cada uno de los protagonistas del libro, al que ha dedicado un año de trabajo. Algunos capítulos son más reflexivos, otros están más próximos al reportaje, pero de lo que se siente más orgullosa es de los perfiles trazados. 'Me interesaba destacar el lado humano. Se tiene una imagen errónea de los empresarios', afirma García de la Granja, quien está convencida de que quienes aparecen en su obra han salido ganando, porque 'el resto de la sociedad se dará cuenta de que son seres humanos, valientes y sin sentido del ridículo'.La autora asegura que ha huido voluntariamente del morbo. 'Me gustaría que la gente no se fijara sólo en lo que se cuenta de Croissier o de Ana Patricia Botín', señala. Pero no podrá evitar que muchos se acerquen a su obra buscando, precisamente, morbo.