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La industria cinematográfica europea se rebela contra Bruselas

æpermil;xitos de la cinematografía europea como La vita è bella (20 millones de espectadores) o Le fabuleux destin d'Amélie Poulain (15 millones) son sólo un espejismo. La mayoría de los 900 millones de entradas al cine que se venden cada año en Europa acaban financiando fantasías inspiradas por Hollywood.

Mientras esa tendencia se mantenga, la taquilla no basta y la producción europea necesita los subsidios públicos para sobrevivir. Así de tajante es la respuesta de la industria cinematográfica a las intenciones de la Comisión Europea de someter al séptimo arte a las normas comunitarias de competencia.

La mala de esta película parece ser la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, que en junio dejó pergeñado un exhaustivo plan para reformar el control de las ayudas de Estado en la Unión Europea. El proyecto no excluye a la industria audiovisual, lo cual ha puesto en acción a los grupos de presión del sector.

Hollywood copa el 74% de la cuota de pantalla cinematográfica en el Viejo Continente, mientras que las películas europeas sólo captan el 3% del mercado en EE UU

La Alianza de Compañías Cinematográficas Europeas (EFCA, por sus siglas en inglés), que agrupa a productoras como la española Aguamarga, la francesa Pathé o la portuguesa Lusomundo, considera 'fuera de lugar que, en tanto en cuanto la industria europea se encuentre marginada en el mercado se la someta a ese riguroso escrutinio'.

La rebelión europea coincide con las escaramuzas en los feudos nacionales. Carmen Calvo, ministra de Cultura, intentaba anteayer en San Sebastián apaciguar los ánimos prometiendo al sector un congreso 'catártico'. Y de paso anunciaba ayudas a las salas independientes y de hasta el 50% de su presupuesto y hasta 1,4 millones de euros anuales para las distribuidoras independientes.

Las cuotas de mercado parecen avalar tanto el razonamiento de EFCA como las ayudas de Calvo. Las proyecciones europeas sólo captaron en 2003 un 26,3% en la taquilla de las 26.000 salas de cine del Viejo Continente (Hollywood el 73,7%). Sus rivales estadounidenses coparon el resto. Y en campo contrario, las películas europeas apenas arrebataron un 3,3% de espectadores al cuasi monopolio de Hollywood en su propio país.

Más allá de los debates sobre la calidad y popularidad de una u otra producción, EFCA considera que la industria europea tiene problemas estructurales que no puede superar sin ayuda pública. Las compañías del sector son pequeñas y medianas empresas en su mayoría y la fragmentación del mercado por razones lingüísticas parece impedirles alcanzar una dimensión internacional.

Más bien al contrario, según Cineuropa, una iniciativa de apoyo al sector financiada por el presupuesto comunitario: 'Varias compañías de las grandes han desaparecido'. 'Ya ha pasado la época en que Canal Plus o Polygram podían destinar 1.000 millones de euros para competir con Hollywood', apostilla Philippe Kern, secretario general de EFCA.

En esta situación, el sector pide a Bruselas que no se ruborice por tolerar el apoyo público: 'California ya está estudiando ayudas fiscales para evitar la fuga de las productoras a Canadá'. Y ya se sabe. En cine, Hollywood siempre marca la pauta. Al menos, en el aspecto comercial.

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