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Tribuna
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¿Razones políticas o estratégicas?

El sector energético en España se está moviendo de manera brusca, debido a una cierta huida hacia delante. En este caso, Gas Natural, compañía que ya intentó sin éxito hacerse con Iberdrola en mayo de 2003, vuelve a intentarlo, con una opa hostil sobre Endesa.

Dentro de las razones que se han expuesto por parte de la mayoría de analistas para entender el lanzamiento de la opa, las que más han sonado han sido las políticas, dando alas al argumento de la declaración de guerra político-económica que ha formulado el bloque catalanista formado por el tripartito PSE-IU-ERC y el triunvirato empresarial de La Caixa, Gas Natural y Repsol sobre el bloque madridista compuesto por el PP y sus pupiladas, Caja Madrid y Endesa. A mi parecer, creo que detrás de esta operación también hay razones estratégicas de peso, debido a la necesidad de continuidad de negocio por parte de la compradora.

Veamos la situación. Actualmente, Gas Natural es una compañía dedicada a la comercialización de gas (monoproducto) y aunque es líder indiscutible en España, lleva perdiendo cuota de mercado en los últimos años, además prevé una crisis energética de ámbito mundial, con el petróleo y sus derivados en precios máximos. Ante esta situación, la opa sirve a un doble objetivo, por una parte diversificar en negocios y productos afines que le hagan depender en menor medida del gas y, por otra, lograr una integración vertical, para así asegurarse que las centrales de ciclo combinado de Endesa, alimentadas por gas, sigan poniéndose en funcionamiento, es decir, unirse a un gran cliente.

En la opa de Gas Natural por Endesa, el interés de los consumidores se debe cuidar tanto como el de los accionistas

¿Quién es el perjudicado, más que de esta operación, de esta situación? Como de costumbre, el consumidor, que de alguna manera tendrá que pagar más cara la energía recibida, que si bien es lógico por situación de mercado, no es menos cierto que el poder que ostentarían entre Gas Natural-Endesa e Iberdrola sería de mucha mayor presión sobre los reguladores para aumentar las tarifas, ya que no hay que olvidar que entre ambos dominarían más del 80% del mercado energético español.

Desde el punto de vista bursátil, Gas Natural está ofreciendo poca prima sobre la cotización y es probable que se vea obligada a mejorar la oferta, ya que sólo con la revalorización de las acciones de Endesa en los últimos días y la pérdida bursátil de las acciones de Gas Natural, la prima inicial del 14% que tenía la oferta ha desaparecido y con ella el incentivo para acudir a la opa por el momento.

Si recordamos, en operaciones similares como la protagonizada por Gas Natural sobre Iberdrola, se ofreció una prima de un 20% y en la de TXU sobre Hidrocantábrico la prima era de un 72%, superior a la ofrecida en la operación actual.

Si llega a buen fin la oferta, todo parece apuntar que al margen de cómo quede la prima ofrecida, la operación es muy buena para los accionistas de la compradora. La gasista va a desembolsar en metálico alrededor de 7.500 millones de euros, que sólo con las desinversiones se recuperarán, ya que se obtendrá de manera directa entre 7.000 y 9.000 millones en ventas de activos a Iberdrola, con contrato firmado el día del lanzamiento de la oferta. Estas ventas son las que la adquirente estima que tanto la CNE como el Tribunal de Defensa de la Competencia exigirán para admitir la unión; no obstante, si fuese así y estos activos van a parar al otro gran actor del mercado, no creo que se consiga una mucha mayor competencia en el sector.

Para ponerle la guinda al pastel, la empresa resultante tendría un ahorro de inversiones que no serían necesarias realizar, de unos cuantos miles de millones de euros. Por su parte, desde el punto de vista del accionista de Endesa, todas estas ventajas también serían beneficiosas para el valor, ya que si hay desinversión y descarga de estructura y por tanto costes, haciendo lo mismo que antes aprovechando sinergias positivas con Gas Natural el resultado es evidente que se transforma en una mayor ganancia para la compañía.

Me gustaría acabar diciendo que la importancia de los intereses de los consumidores debe ser tan grande, como la de los accionistas, directivos, políticos o cualquier otro actor en una oferta de estas características. Debemos recordar que la energía es un servicio público, y como tal debe estar suficientemente regulada y controlada. Además, se debe intentar promocionar la competencia en el sector, para que todos nos podamos beneficiar de un precio justo, y para ello los poderes reguladores deben hacer sus deberes en tiempo y forma.

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