La brisa de Levante abre Cibeles
Una mujer fresca, transparente, que parezca casi natural como una ola del mar Mediterráneo' fue la propuesta que ayer presentó Francis Montesinos. El diseñador valenciano fue el encargado de abrir la Pasarela Cibeles de la temporada primavera-verano 2006. Montesinos fue el primero de los 27 diseñadores que mostrarán hasta el próximo jueves sus propuestas de pret à porter para el verano que viene.
Ayer fue el turno de los veteranos, que apostaron por la continuidad. Evolución dentro del estilo propio. Ángel Schlesser puso palabras a lo que muchos pensaban sobre la jornada inaugural de la pasarela madrileña: 'Mi colección no es una ruptura y ni siquiera quiero que lo sea', dijo.
Estampados de estrellas de mar y algas sobre un fondo blanco, como la luz del Mediterráneo. Francis Montesinos dibujó bajo el título La mar de Montesinos una colección 'con acentos a Valencia' que pretende ser un homenaje a su ciudad natal, de cara a la Copa de América de 2007.
Una mujer que no destaca sus formas pero que las insinúa, envueltas en gasa. Recargada y compleja; no hay espacio en su armario para una tela lisa. En la colección masculina, Montesinos volvió a insistir en los pareos y faldas que tan poco convencen al hombre de la calle. En su afán mediterráneo se coló una influencia de ultramar: algunos modelos parecían salidos de las películas de marines estadounidenses de los años cuarenta. Eugenia Silva cerró el desfile vestida con un singular traje de novia que llevaba cosidas a mano más de 1.500 conchas. Por si había quedado alguna duda en la sala sobre la inspiración del costurero, El Mediterráneo de Serrat sonaba de fondo cuando salió a saludar.
Su primo Guillermo Montesinos, gerente de la firma, ofrecía algunos datos económicos mientras el artista atendía a políticos y amigos: cada colección está valorada en casi 50.000 euros. El presupuesto Montesinos para presentar cada temporada en Cibeles 'no baja de los 45.000 euros y suele rondar los 60.000'. El evento sale rentable porque, además de ser 'un escaparate de primera', sirve de lugar de encuentro con los clientes de los 150 puntos de venta de la firma en España y las fábricas con licencia para producir sus diseños.
El sobrio Ángel Schlesser siguió al excesivo Montesinos. Blancos, negros y colores tierra. Faldas de tubo y cortes clásicos, salpicados con algún blusón de pintor con lazo al cuello.
'Mi propuesta es una mujer como siempre. Cuando diseño pienso en una mujer cercana, de la que me rodeo, con quien salgo, con quien vivo, urbana, que tiene obligaciones. No pienso en alguien ultra sexy que sólo va a fiestas', explicó el diseñador. 'He insistido en una cierta simplicidad, aunque soy capaz de incorporar algún lazo o volante. Pero eso son cosas que van y vienen'.
Los habituales colorines de Ágata Ruiz de la Prada dieron el toque lúdico a la jornada de ayer en el recinto del Ifema. Por su parte, Elio Berhanyer trajo los bordados del sur de España, Devota & Lomba mostraron su inspiración modernista y el madrileño Javier Larráinzar propuso una mirada a la Riviera francesa al final del primer día de Cibeles.