Herlusa, jamón extremeño con ganas de viajar fuera
Herlusa, un negocio familiar extremeño en manos de la tercera generación, elabora productos del ibérico desde 1920. Ahora busca abrirse un hueco en el extranjero, que recela del jamón español por la peste porcina
La elaboración del buen jamón 'no tiene secretos', dice Vidal Julio Ramos, consejero delegado de Herlusa, pero tiene que 'partir de una buena materia prima'. A partir de ahí, 'con la tecnología actual, las posibilidades de que el jamón salga bueno son muy elevadas. No hay secretos. Hoy todo está inventado y en libros'. Así se resume la tesis fundamental de funcionamiento de esta empresa, fundada en 1920 como una sociedad dedicada al sector cárnico y que hoy se ha convertido en una de las firmas del ibérico con mayor trayectoria en Extremadura. Herlusa, cuyo lema empresarial ha sido desde su fundación 'el descubrimiento de los sentidos', tiene una plantilla de 35 trabajadores y su sede central está situada en la localidad de Arroyo de la Luz (Cáceres), una población de unos 7.500 habitantes.
Cada año son muchos miles de jamones, paletas, lomos, chorizos, salchichones y otros derivados del cerdo los que salen de sus instalaciones con destino al mercado. En la actualidad, el 50% de la producción se vende fuera de Extremadura, la mayoría dentro de España, aunque también la empresa hace sus pinitos en el extranjero. Pero la exportación es complicada, explica Vidal Julio. 'La exportación es más laboriosa. La peste porcina que sufrimos hace años en España permitió a otros países posicionarse en el mercado. Hay que reeducar a esos clientes que ahora están acostumbrados, por ejemplo, al jamón de Parma, que está muy posicionado en el mercado. Hay que convencer al consumidor de que tu producto es diferente'.
A pesar de las dificultades del mercado exterior, Herlusa no ceja y acude a las más importantes ferias gastronómicas tanto a nivel nacional como internacional en busca de clientes. 'El futuro está ahí y por eso hacemos inversiones. Las batallas se ganan lentamente', añade el consejero delegado. La actividad diaria en Herlusa comienza muy temprano, mucho antes de que salga el sol, ya que la empresa realiza el ciclo completo, pues dispone de granja de porcino, matadero homologado, sala de despiece, fábrica de embutidos y espacios para la salazón y el curado de jamones. Gran parte de su producción se comercializa con marca propia (El Arroyano), aunque también trabaja para otros clientes.
Extremadura es cuna principal de los productos derivados del cerdo ibérico, pero aún se fuga mucho valor añadido a comunidades limítrofes, sobre todo a las provincias de Salamanca y Huelva, cuyas denominaciones de origen de jamón están alimentadas en buena parte por cerdos criados en dehesas extremeñas. Empresas como Herlusa tratan de lograr en lo posible que la mayor parte de la cadena de producción se quede en el suelo de donde parte la materia prima.
'El sector cárnico en Extremadura se ha implicado en unas inversiones muy fuertes, pero aun así sigue saliendo mucho cochino fuera'. Al fin y al cabo esta misma situación se ha reproducido históricamente en Extremadura en otros muchos sectores productivos. 'Nosotros estamos apoyando el desarrollo de la región y creciendo en valor añadido', explica Vidal Julio Ramos.
Datos básicos
Inversiones
Las inversiones de los últimos años han permitido a la industria regional del ibérico dotarse de capacidad suficiente para abordar nuevos mercados, entre ellos, por ejemplo, el de Estados Unidos, cuyas fronteras acaban de abrirse a esos productos hace escasas semanas. Herlusa está adscrita a la Denominación de Origen Dehesa de Extremadura, una marca de calidad que ampara en exclusividad a las industrias que acometen el ciclo completo de elaboración de derivados del ibérico en Extremadura.
Productos
Vidal Julio Ramos asegura que la trayectoria de Herlusa a lo largo de los últimos años no ha hecho más que seguir el mismo camino que han emprendido los gustos del consumidor, a los que la empresa ha tenido que adaptar su proceso de elaboración y el formato de presentación de los productos. 'El jamón ibérico', asegura, 'es un tesoro de la gastronomía española y está aceptado internacionalmente, pero hay países donde cuesta mucho entrar simplemente por una cuestión de cultura. Una familia alemana es reacia a comprar una pierna de un cerdo (con su pezuña incluida) y llevársela a la despensa de su casa'. Para este tipo de público empresas como Herlusa han tenido que adaptarse a comercializar su producto a la carta y en estos países lo presenta loncheado y envasado al vacío. También hay que tener en cuenta que un jamón entero puede resultar excesivamente grande para muchos hogares, habida cuenta del descenso de la natalidad y del cada vez mayor número de familias unipersonales.