Alcanzar la cumbre también tiene desventajas
Lograr un puesto de alta dirección o un sillón en un consejo es una buena noticia, pero conlleva sus riesgos
Aunque a primera vista pueda resultar sorprendente, el número de ejecutivos que no quieren ser ascendidos a puestos de alta dirección -a consejeros delegados principalmente- se ha duplicado en los últimos años. Mientras que en 2001 sólo el 27% aseguraba que no aceptaría el puesto, en 2004 el porcentaje ascendía al 60%. Los datos forman parte de un estudio elaborado por la consultora Burson Masteller entre 150 de los 1000 ejecutivos que elige la revista Fortune. La pregunta que sugieren los resultados es obvia: ¿por qué?
'Los directivos saben que las decisiones y las actuaciones de los CEO (consejeros delegados) son examinadas las 24 horas del día', explica Patrick Ford, responsable del departamento de práctica financiera y corporativa de Burson Masteller. No es, sin embargo, el único motivo. El incremento de las responsabilidades legales que conlleva actualmente tanto ejercer un puesto de alta dirección como ocupar un sillón de consejero o administrador influyen también en la decisión. Lo mismo ocurre con el tipo de vínculo legal que une a estos profesionales con sus empresas y que es muy diferente al que existe cuando son, por ejemplo, mandos intermedios. 'Cuando un ejecutivo es ascendido a un puesto de alta dirección su relación laboral pasa de ser común a especial. Eso implica, por ejemplo, que si no pactan otra cosa pierden el derecho a los 45 días de indemnización por despido, que pasan a ser 20 despido improcedente o siete desistimiento del empresario según el caso', señala Fe López, directora del área laboral de Mercer Human Resource Consulting. En caso de que el directivo ostente también el cargo de consejero no existe indemnización de ningún tipo, ya que los tribunales entienden que el vínculo mercantil que le une a la compañía como consejero pesa más que el laboral que existiría si sólo fuera directivo.
Precisamente para compensar esa inseguridad es por lo que suelen pactarse los blindajes en los contratos de alta dirección, cuya forma de negociarse también ha cambiado sustancialmente en los últimos tiempos. 'El proceso para fijar las indemnizaciones ahora es más transparente, se hace con el conocimiento de los accionistas y del mercado', señala el abogado Salvador del Rey, socio del bufete Cuatrecasas. También a la hora de fijar el salario los límites se han reforzado. 'Hace unos años cuando una multinacional se establecía en un país y contrataba a un directivo prácticamente le decía que redactase él mismo su contrato, ahora eso se controla absolutamente y los contratos se fijan de acuerdo a los uso y las costumbres del país', apunta del Rey.
La aprobación de la Ley Concursal (que entró en vigor en septiembre del año pasado) ha supuesto también un duro golpe para el estatus de estos ejecutivos. La ley permite a los administradores judiciales suspender e incluso extinguir los contratos de alta dirección en las empresas en crisis. Además, en caso de que se extinga el contrato, el juez mercantil puede reducir el blindaje y dejar sin efecto la indemnización que directivo y compañía hubiesen pactado, con el único límite que impone la legislación laboral para casos de despido colectivo (20 días).
Supone, en pocas palabras, hacer de los contratos de los altos cargos de la compañía poco menos que papel mojado. 'Al final todo aquello que parecía muy ventajoso deja de serlo cuando las cosas se tuercen', señala Fe López.
El capítulo de la responsabilidad es otro de los grandes riesgos que el ejecutivo asume con el cargo. Desde la reforma de la Ley de Sociedades Anónimas de 1989, todos los administradores y consejeros responden con su patrimonio personal de cualquier daño económico que puedan causar en el ejercicio de su cargo, una responsabilidad que se ha clarificado y endurecido con la aprobación de la Ley de Transparencia, primero, y con la entrada en vigor de la Ley Concursal, después. æpermil;sta última, por ejemplo, dibuja un régimen de responsabilidad por dolo o culpa grave lo suficientemente severo como para hacer que el administrador de una compañía en crisis pueda acabar contemplando cómo su casa y su coche son embargados.
Así, el texto prevé que el juez pueda declarar el embargo preventivo de los bienes personales del administrador ante la mera sospecha de que el concurso pueda ser declarado culpable.
Alta dirección. Cláusulas que no deben faltar
La duración del contrato.La estructura retributiva. Normalmente cuenta con una parte muy alta de retribución variable. 'Es importante pactar una serie de parámetros objetivos para que esa retribución sea lo menos arbitraria posible', explica Salvador del Rey.Cláusulas de confidencialidad y no competencia poscontractual. Se suele pactar (y pagar) que durante uno o dos años el ejecutivo estará fuera de mercado.Planes de opciones, bonus y entrega de acciones.Causas de terminación del contrato e indemnización.Condiciones en caso de venta o fusión de la empresa.
Pendientes del tratamiento fiscal
Pese a que los altos directivos gozan de numerosas ventajas económicas y profesionales frente al resto de los trabajadores de la compañía, el tratamiento fiscal de sus indemnizaciones por despido no es una de ellas. 'Aunque los tribunales han mantenido diferentes criterios, en los últimos años se ha consolidado la postura de someter a tributación la totalidad de la indemnización que perciben los ejecutivos cuya relación con la compañía es calificada de alta dirección o cuando es de naturaleza no laboral', explica Fe López, directora del área laboral de Mercer Human Resource Consulting.López recomienda revisar la financiación de los compromisos por pensiones que el ejecutivo o mando intermedio tenía pactada con su empresa antes del ascenso a un puesto de alta dirección, ya que esos compromisos también modifican su tratamiento fiscal. La recomendación unánime, en cualquier caso, es asegurarse la salida de la compañía con una indemnización acorde a la responsabilidad que conlleva el puesto.'Es normal que estos ejecutivos quieran garantizarse una salida acorde con el trabajo que desempeñan. Estamos hablando de personas altamente cualificadas y que compiten con directivos de todo el mundo', señala Salvador del Rey, socio de Cuatrecasas.La clave, como en casi todo, está en saber llevar una hábil negociación.