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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa mira a Alemania

La percepción de que la economía de la UE ha mejorado en los dos últimos meses hace que los expertos den unas muestras de optimismo de las que carecían a principios del verano. El Consejo en la Sombra del BCE, un grupo de expertos de carácter privado, ha variado su tendencia de los últimos meses y de ser favorable por mayoría a la reducción de tipos ha pasado a pedir que el banco mantenga el precio del dinero en el 2%. Síntomas claros, como la salida de Italia de la recesión después de dos meses decreciendo o la recuperación de la demanda interna en Alemania, pueden ser válidos para considerar un cambio a mejor en la economía europea.

Sin embargo, las señales no son tan firmes y están plagadas de incertidumbres. Una prueba de lo fácil que es errar el análisis en la actual coyuntura la ha dado hace menos de una semana el índice IFO de clima empresarial. Mientras los expertos esperaban unánimemente una mejora de la confianza de los empresarios alemanes, como venía ocurriendo en los dos últimos meses, el indicador sufrió una caída en agosto contra todo pronóstico. En contraste, la encuesta ZEW mostraba dos días antes un notable aumento de la confianza de los inversores, muy por encima de las previsiones de los analistas, hasta su nivel más alto en 17 meses.

Lo único innegable es que Alemania atrae la atención de los inversores a la espera de los resultados electorales del próximo 18 de septiembre. Sea el SPD de Gerhard Schröder el que se mantenga en el Gobierno, o sea la CDU de Angela Merkel la que acceda al poder, pocos esperan grandes giros en la política económica Pero muchos inversores observan el posible cambio de Gobierno como un punto de inflexión para la recuperación, un efecto que se extendería a toda Europa.

En clave española, la fortaleza sostenida de la economía es uno de los argumentos que anima el optimismo de los expertos sobre la recuperación de la zona euro. Pero el avance del IPC de agosto, que se mantiene en el 3,3%, viene a recordar un diferencial con los socios europeos que es imprescindible recortar.

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