El huracán Katrina golpea el delta del Misisipi
La desierta Nueva Orleáns sobrevivió ayer el paso del temido huracán Katrina, que perdió fuerza a medida que se adentraba en Luisiana. El cierre de refinerías y centros de extracción de crudo en el Golfo de México ha llevado al petróleo a superar los 70 dólares.
El huracán Katrina pasó ayer por Nueva Orleáns (Luisiana, EE UU) sin causar daños humanos de gravedad. La enorme fuerza que el ciclón desarrolló en el Golfo de México, alcanzando el máximo nivel (5) en la escala Saffir-Simpson, hizo temer una devastación de la ciudad, por lo que su alcalde, Ray Nagin, ordenó su evacuación. Por fortuna, Katrina fue perdiendo fuerza a medida que se acercaba a la costa, quedándose en el nivel 2. La velocidad del viento, que había alcanzado en el mar los 270 kilómetros por hora, quedó reducida a la mitad al pasar por la capital de Luisiana.
La situación era particularmente alarmante dada la disposición de Nueva Orleáns, que en un 70% se encuentra por debajo del nivel del mar y está protegida del río Misisipi por una serie de diques. Al menos uno cedió al paso del huracán, por lo que parte de la ciudad quedó anegada con hasta dos metros de agua. La más afectada ha sido la zona este, ya de por sí empobrecida. Las pérdidas humanas tuvieron lugar, paradójicamente, durante el precipitado desalojo de la ciudad, que costó la vida a tres personas de edad avanzada. El Katrina mató a nueve personas en Florida la semana pasada, cuando aún tenía forma de tormenta tropical. El huracán se adentra ahora hacia el nordeste de EE UU, pero su poder devastador se reduce por momentos.
Además de las pérdidas humanas y los daños materiales, el ciclón está teniendo un fuerte impacto en el mercado energético. Ya no sorprende que el precio del petróleo bata récords, pero sí subidas como la de ayer: el barril de West Texas, de referencia en EE UU, abrió su cotización un 7% más caro que el viernes, superando los 70 dólares, aunque después se estabilizó en el entorno de los 67. El paso de Katrina por el Golfo de México provocó que las grandes compañías extractoras de la zona cerraran sus instalaciones y evacuaran a sus empleados.
Se calcula que la capacidad de extracción interrumpida es de 633.000 barriles diarios, un 10,5% del total en EE UU. Pero no sólo la extracción ha quedado marcada: también siete refinerías del sureste de Luisiana, con una capacidad total de refino de 1,45 millones de barriles al día, fueron cerradas, lo que representa un 8,5% del poder de procesamiento de crudo del país. La limitada capacidad de refino ha sido uno de los grandes desencadenantes de la escalada del petróleo en el último año, por lo que el futuro inmediato no apunta a una relajación del precio. El Departamento de Energía está estudiando la posibilidad de utilizar parte de las reservas estratégicas de crudo del país: 700 millones de barriles 'sólo para casos de limitación grave de la oferta'. El Gobierno dio salida a 5,4 millones el año pasado, tras el paso del ciclón Iván, que había impedido la producción de 45 millones de barriles.
El barril de Brent, de referencia en Europa, se ha salvado de la quema, por el momento, porque ayer era fiesta en Londres.