'Somos los únicos de capital español en Tarragona'
Parece un contrasentido, pero Plasfi es la única empresa de capital español del sector químico instalada en las comarcas tarraconenses. Es lo que asegura su presidente, Santiago Figueras. El dato sorprende por la proximidad de los dos polígonos de la petroquímica del campo de Tarragona, donde están ubicadas más de 30 multinacionales.
¿Cómo puede ser que de todos los grupos instalados en la petroquímica no exista ninguno español?
Me refiero a que somos la única compañía de carácter familiar del sector químico de las comarcas tarraconenses. Tampoco tiene más importancia. Es una referencia más. Si los datos no me fallan, y exceptuando a Ercros, que ahora se ha quedado con Aragonesas. Pero tampoco contemplo a Ercros, pues cotiza en Bolsa.
Precisamente, ¿tiene alguna relevancia el no estar dentro de la petroquímica?
Pues no. Aquí tenemos todos los estándares de seguridad como si estuviéramos en la petroquímica y, además, hemos dado el paso hace tiempo de considerarnos una empresa de servicios a la química fina. Estamos muy cómodos con el entorno que tenemos.
Explíquenos cómo empezó la empresa. ¿De dónde surgió la idea de aplicar poliuretano?
Mi familia era propietaria de una granja de gallinas, que se había dedicado desde siempre a la avicultura. Me pareció que el poliuretano podría ser un aislante mejor que la fibra de vidrio y el poliéster, por lo que, a los 38 años, compré una máquina americana para la aplicación de este material en paredes y techos. Al principio, no se fiaban. Yo aplicaba el poliuretano gratuitamente en sus granjas y les decía que ya me pagarían el trabajo hecho cuando comprobaran el ahorro conseguido en calefacción.
Los principios siempre son duros, pero el incendio de la factoría en 1991 fue otro momento crucial para el futuro.
Desde luego. Lo teníamos todo asegurado, con lo que podía existir la tentación de irme a casa. Pero tenía los hijos jóvenes y acabábamos de hacer una inversión con ganas de seguir, por lo que al final optamos por volver a levantar la fábrica. Ahora, mi hijo, Santi Figueras, es el que lleva realmente el negocio y el futuro. En 1995, cuando aún no había cumplido 30 años, accedió a la gerencia.