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Columna
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La EPA y el crecimiento del empleo

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2005 indican que el empleo ha registrado un aumento respecto al trimestre anterior de 402.200 personas, que se convierte en 283.000 en cifras desestacionalizadas. Este crecimiento intertrimestral, concentrado en los asalariados, ya que desciende el empleo de los no asalariados, implica un avance interanual en cifras absolutas de 1.029.100 personas y en términos relativos del 5,8%, siete décimas más que en el primer trimestre.

Ahora bien, como la comparación del segundo trimestre con el mismo del año anterior no es homogénea, por el cambio del cuestionario, de la entrevista y el seccionado (el impacto de la nueva proyección demográfica está resuelto con la publicación de una serie revisada de la EPA para el periodo 1996-2004), los incrementos interanuales, tanto en cifras absolutas como en términos relativos, tienen un sesgo difícil de medir. (Este es el segundo trimestre con la nueva proyección demográfica, que recoge el aumento de la inmigración de los últimos años, y los cambios metodológicos introducidos en el cuestionario, la forma de la entrevista y la selección de la muestra -ampliación y renovación de las secciones censales-. En los artículos de Cinco Días de 13 de abril y 16 de mayo se explica el significado y el impacto de estos cambios).

Para cuantificar ese sesgo, el INE realizó en el primer trimestre una encuesta testigo dirigida a 15.000 hogares familiares (el tamaño de la muestra de la EPA es de, aproximadamente, 65.000 hogares) con el mismo cuestionario y método de entrevista que la metodología anterior. La comparación de los resultados originales de la EPA del primer trimestre con los de la encuesta testigo permite estimar el efecto de los cambios metodológicos, aunque de forma aproximada, pues el menor tamaño muestral de la encuesta testigo eleva los errores de muestreo de la misma, y parcial, ya que no se tiene en cuenta el cambio de las secciones censales.

Parece difícil conciliar tasas de aumento interanual del empleo superiores al 5% con un avance del PIB ligeramente por encima del 3%

No obstante, utilizando la citada encuesta testigo se pueden calcular los crecimientos interanuales del empleo corregidos, en principio, de los cambios de la EPA. Según esos cálculos, el aumento interanual del empleo en el segundo trimestre ascendería a 897.100 personas, 132.000 menos que el que se obtiene con los datos originales de la encuesta, cifra esta última que puede utilizarse como una estimación del efecto del cambio del cuestionario y de la nueva forma de entrevista.

Con los datos corregidos de esa forma, la tasa de variación interanual de la población ocupada se reduciría del 5,8% al 5%, tasas ambas superiores en siete décimas a las correspondientes al primer trimestre (5,1% con datos originales y 4,3% con datos corregidos), lo que supone una importante aceleración del empleo en el segundo trimestre, que confirma la favorable evolución de los tres trimestres anteriores.

Aun así, tasas de aumento interanual del empleo superiores al 5% parece difícil de conciliar con el avance del PIB, que se sitúa ligeramente por encima del 3% (el 3,3%, según la CNE del primer trimestre), lo que podría deberse, por un lado, a que los datos corregidos de la EPA no recogen todos los cambios metodológicos de la encuesta, porque no considera el efecto del cambio de seccionado y por el menor tamaño muestral de la encuesta testigo que la muestra completa de la encuesta, y, por otro lado, a que con la nueva metodología ha aflorado el empleo en actividades con elevadas tasas de temporalidad y parcialidad, con niveles y tasas de aumento de la productividad por ocupado menores que otras actividades.

De todos modos, pese a las observaciones anteriores, el notable aumento intertrimestral del empleo en el segundo trimestre y su aceleración respecto al periodo anterior parece difícil de cuestionar, puesto que el cambio de metodología ya se había introducido en el primer trimestre. Además, si a la evolución del empleo se añade que el crecimiento de la población activa está siendo menos intenso, el resultado de todo ello es un acusado descenso del paro y una prolongación del retroceso de la tasa de paro.

En efecto, el paro descendió en términos intertrimestrales en el segundo trimestre en 154.300 personas, lo que representa una disminución interanual, con datos corregidos, superior a 200.000 personas, el -9,2%, que significa una acentuación de casi el doble de la caída del paro respecto al trimestre precedente.

Como consecuencia de la intensificación del descenso del paro, la tasa de paro baja en casi un punto porcentual tanto en cifras originales, hasta el 9,3%, como en cifras corregidas, hasta el 9,7%, situándose en ambos casos por debajo del 10%, algo que no ocurría desde el primer trimestre de 1980.

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