Las fusiones topan con el nacionalismo
Alguien se imagina una compañía eléctrica española dominando en el accionariado de Electricité de France? Sin embargo, una francesa como Suez acaba de completar su control sobre la belga Electrabel. ¿Y a una petrolera china extrayendo crudo en el Golfo de México? En los últimos meses, muchos se preguntan si la libertad de mercado sigue teniendo fronteras, si la globalización tiene límites. 'La globalización en abstracto no existe, depende de las condiciones concretas de cada país', indica José Fernández Albertos, investigador de Economía Política de la Fundación Juan March.
Operaciones internacionales como la oferta de la china CNOOC sobre la petrolera estadounidense Unocal o una supuesta opa de Pepsico sobre Danone no han salido adelante tras encontrarse obstáculos políticos que apelan a la necesidad de proteger los intereses nacionales por encima de la libre circulación de capitales. 'El capital no tiene patria, pero sí algunos capitalistas que están vinculados al entorno político' afirma Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos. En su opinión, se está produciendo un 'neoproteccionismo' que afecta especialmente a Europa: 'Considerar los yogures un sector estratégico es abracadabrante', critica Iranzo.
Más que intereses nacionales, este nuevo proteccionismo privilegia a sectores concretos. Ejemplo de ello, es la defensa de la 'italianidad' del sector financiero en el país transalpino y la polémica generada en torno a las frustradas opas del BBVA y de ABN Amro. Según Gonzalo Garland, especialista en Economía Internacional del Instituto de Empresa, el principio de mercado único europeo ha sido cuestionado por el Banco de Italia: 'Estoy seguro de que veremos una mayor intervención de Bruselas para impedir que esto vuelva a suceder'.
En EE UU se frenó la compra de Unocal por CNOOC agitando el temor a que una empresa controlada por un gobierno comunista entrara en un sector estratégico como el del petróleo. No obstante, hace sólo unos meses la norteamericana IBM se desprendía de su división de ordenadores personales, que pasó a manos de la china Lenovo.
Por el momento España parece ajena a esta corriente de nacionalismo empresarial. Una empresa con gran presencia estatal como France Télécom no encontró ninguna traba para hacerse con la mayoría de las acciones de la operadora de telefonía Amena. 'Quizá suceda esto porque hay pocas cosas que sean nuestras y constituyan un sector estratégico, pero yo prefiero esta situación a gobiernos intervencionistas', concluye Fernández Albertos.
En muchos casos, los políticos aducen la protección de la identidad nacional por encima de los intereses de los accionistas. 'En un mundo globalizado es más lo que estos pierden que lo que ganan', asegura Gonzalo Garland. En opinión de Ricardo García Zaldívar, profesor de la Universidad Carlos III y vicecoordinador de Attac, un movimiento que aboga por grabar la circulación de capitales, con este nacionalismo de tipo económico 'lo que se plantea no son las reglas de un juego, ya que las relaciones de mercado son, al fin y al cabo, relaciones de poder'.
Francia debate el 'patriotismo económico'
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, acuñó el término 'patriotismo económico' en respuesta a los rumores de opa de Pepsico sobre Danone. 'Sé que no forma parte del lenguaje habitual, pero se trata, ahora que la situación es difícil, de defender Francia y lo que es francés' aseguró.De Villepin no es el único que defiende el nacionalismo en la economía. El presidente de la República, Jacques Chirac, abogó por reforzar 'el dispositivo de protección de las empresas estratégicas '. Según él, 'el caso de Danone ha puesto en evidencia la ausencia de estabilidad del capital de las grandes empresas galas'.No todos los políticos franceses están de acuerdo con el primer ministro. El diputado Hervé Novelli, del sector liberal de la gubernamental UMP, criticó las medidas argumentando que se trata de una 'vuelta al proteccionismo'.Otros sectores de UMP consideran que el patriotismo económico es una fórmula de defensa ante el proteccionismo de otros países, en especial de EE UU, más que una forma de privilegiar a las empresas nacionales. El diputado conservador Bernard Carayon, propone incluso la creación de un 'consejo de competitividad y seguridad económica' para el desarrollo de las empresas francesas. 'El patriotismo económico no es proteccionismo sino una herramienta de cohesión social para Francia y Europa y la condición de una inserción exitosa en la globalización', asegura el diputado.