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CincoSentidos

Pilates y taichi para fidelizar al cliente

Cristina Muñoz trabajó de animadora en el hotel H10 Princess de Salou en 2004 y todavía recibe llamadas de clientes que vuelven al establecimiento y echan de menos su simpatía. Su labor y la de sus compañeros en el 90% de los alojamientos de playa contribuyó a hacer más felices las vacaciones de muchas personas. Y los directores de los hoteles lo saben bien. El gasto en animación es una inversión en satisfacción y fidelización del cliente. También dan una pista: cuando el turista obtiene la diversión dentro de su hotel, no sale fuera a buscarla. Come y bebe en sus instalaciones. Y los gastos suman líneas en la factura a la hora de pasar por caja. 'Eso sí, siempre respetando las ganas de participar del visitante', explica Cristina Muñoz.

Animatur, la primera empresa del sector, copa entre el 40 y el 50% del mercado, tiene empleados más de 400 profesionales y en 2003 ingresó 4,6 millones de euros. Su director general, Manuel García Blanco, estima que un hotel medio gasta unos 300.000 euros al año en actividades de ocio para sus clientes.

Y la inversión va en relativo aumento, 'sobre todo, en los nuevos resorts, que nacen con 600 o 700 plazas'. De hecho, esa es una de las vetas por explotar en un mercado tan maduro como el español. García Blanco cree que los equipos van a aumentar su personal. Y ellos quieren seguir acaparando su gestión.

Mediante una innovación constante en la programación de actividades, que adaptan a nuevas modas como el taichi, la reflexoterapia o el Pilates. Y la captación de personal, un trabajo que cada temporada les lleva a escuelas de turismo y oficinas de empleo dentro y fuera de España.

Una labor nada fácil. Necesitan personas jóvenes, políglotas, con un nivel cultural medio, don de gentes, dotes interpretativas y disponibilidad para viajar a cualquier hotel de la costa.

La vida laboral del animador es corta. Se trata de un 'trabajo de verano, con el que sacarse un dinerillo extra y conocer gente nueva', según García Blanco.

Cristina Muñoz, que trabajó de animadora en un H10 de Salou y en Trasmediterránea, lo dejó por la recepción de un hotel. Ella está de acuerdo con García Blanco en que se trata de un trabajo temporal. Pero cuenta que el campo ofrece otras oportunidades laborales: jefes de animadores, responsables de provincia o servicios de atención al cliente. 'Aunque el salario es mejorable' (entre 600 y 900 euros, además de manutención y alojamiento gratuitos).

García Blanco no piensa lo mismo. Cree que el sueldo es adecuado y además atribuye a este coste el que los equipos españoles sean tan reducidos con respecto a otras zonas especializadas en turismo de playa como el Caribe. 'Allí un resort de 1.000 personas tiene un equipo de 20'.

Fabián Falandt, director del hotel tarraconense La Ametlla de Mar, apunta otro factor que les impide competir con el Caribe en actividades: las instalaciones.

Aun así, Animatur no piensa irse tan lejos para expandir su negocio. Los focos que estudia son el sur del Mediterráneo y Portugal. Empezará la campaña en el Algarve tras el verano.

Las actividades de baile son las más exitosas

'La noche y el baile son intocables', resume el director general de Animatur, Manuel García Blanco. A pesar de los esfuerzos por incorporar nuevas tendencias, la diversión es conservadora: pide música y baile.'Introducimos actividades nuevas todos los años. El día de la fruta, la fangoterapia o sketchs sobre el último estreno cinematográfico. Pero la minidisco infantil y los shows musicales para adultos, por la noche, no pueden faltar en un programa de ocio'. García Blanco pone un ejemplo: 'Durante el invierno, ya puedes incluir gimnasia de mantenimiento o películas clásicas en los viajes de la tercera edad que, como al final del día no haya habido baile, te lo piden. No hay razón para no contentarles'.

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