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Los fallos en el 'Discovery' paralizan la carrera espacial

Hasta que arreglemos esto, no estamos en condiciones de volver a volar. No sé cuándo podremos hacerlo. Tenemos mucho trabajo por delante, y lo vamos a hacer', afirmó ayer William W. Parsons, jefe del programa de transbordadores espaciales de la NASA. El desprendimiento de fragmentos del cohete auxiliar durante el despegue, el pasado martes, ha despertado viejos temores en la agencia espacial estadounidense.

Hace dos años y medio, una avería similar dañó la cubierta de la nave Columbia y propició su desintegración durante su entrada en la atmósfera terrestre. En el accidente murieron sus siete tripulantes. Por eso, los máximos responsables de la institución han decidido paralizar, otra vez, las misiones de los transbordadores espaciales. Tanto el Endeavour como el Atlantis, que tenía programado un vuelo para el próximo septiembre, quedarán en tierra. Mientras, en Houston analizan cuál es la vía más segura para traer de vuelta a la tripulación del Discovery.

La pieza que ha causado tanto revuelo ha sido un fragmento de espuma aislante que formaba parte del tanque exterior de combustible de la nave. Se calcula que el trozo medía entre 61 y 84 centímetros de largo, 25,4 y 33 de ancho, y tenía un grosor de entre 6,3 y 20,3 centímetros.

Para la NASA resulta especialmente preocupante el incidente, puesto que el desastre del Columbia, ocurrido en febrero de 2003, se debió a una avería similar. 'Se trata de algo peor que una anomalía inesperada', declaró Alex Roland, profesor en la Universidad de Duke y especialista en historia de la NASA, al diario The New York Times. 'Este era el principal problema que trataban de resolver. Debe ser tremendamente desmoralizador para ellos'. La NASA ha destinado 1.000 millones de dólares a tratar de subsanar ese error durante más de dos años.

'Este es un vuelo de prueba. Entre las cosas que queremos probar están la integridad del aislante de espuma y la respuesta del nuevo equipo de cámaras instalado para detectar problemas. Las cámaras funcionaron bien. La espuma, no', indicaba Michael Griffin, administrador de la NASA, en un comunicado oficial.

La agencia analiza ahora, milímetro a milímetro, el casco del Discovery. 'El miércoles, la tripulación estuvo siete horas tomando imágenes de cada parte de la nave con una cámara emplazada en un brazo robótico. Y durante la maniobra de aproximación a la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) se maniobró de tal manera que los dos astronautas residentes en la estación han podido sacar fotos de la panza del transbordador', declaró ayer a este periódico Marcus Watkins, representante de la NASA en España. 'Las imágenes son extremadamente detalladas y permitirán el análisis de cada panel'.

En el Centro Espacial Johnson se muestran cautos. 'Llámese suerte o lo que sea, pero el fragmento no ha causado daños al transbordador. Si el trozo de espuma aislante se hubiese desprendido antes, cuando la atmósfera es más densa, podría haber sido catastrófico', declaró William Parsons.

El objetivo del Discovery, que tiene 21 años de antigüedad, es llevar 15 toneladas de comida y material a la ISS, que orbita a 385 kilómetros sobre la Tierra. El acoplamiento entre los dos objetos espaciales se produjo con éxito ayer. Rusia ya se ha ofrecido para traer de vuelta a los siete tripulantes de la nave si hiciera falta. En un principio está previsto que el Discovery regrese el próximo 7 de agosto. Mientras tanto, en el consorcio ruso Energía, dedicado a la construcción de naves espaciales, sostienen que podrían tener listas para el próximo febrero tres naves Soyuz TMA y traer por etapas a los astronautas.

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