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California pone nombre a las balas para luchar contra el crimen

Los fabricantes de munición temen que grabar códigos en los proyectiles les cause la ruina

Los fabricantes estadounidenses de munición son una poderosa industria que produce cada año 8.000 millones de balas y factura unos 520 millones de euros sólo en ventas civiles. En las últimas semanas, la alarma se ha disparado en el sector por la propuesta de ley de un senador demócrata de California, que obligará a los productores de este Estado a marcar todas las balas con un número de serie a partir de 2009. Los empresarios afirman que la ley disparará los costes de las compañías y llevará a muchas a la quiebra. Para los impulsores de la ley se trata de una importante herramienta en la lucha contra la delincuencia, sin consecuencias negativas para los propietarios de armas o los fabricantes.

Según la propuesta legal, llamada 357 en honor a un conocido calibre, todas las balas producidas, importadas o vendidas en el Estado de California a partir de enero de 2009 deberán estar marcadas con un número de serie que aparecerá también en la caja que contenga la munición. El vendedor deberá registrar quién compra cada paquete y transmitir esta información a una base de datos del Departamento de Justicia californiano. Ningún otro Estado cuenta con una normativa semejante en Estados Unidos, un país donde unos 80 millones de personas poseen armas de fuego.

El equipo del senador demócrata Joseph Dunn, autor de la propuesta de ley, defiende su importancia en la lucha contra el crimen. En 2003, últimos datos disponibles, un 45% de los homicidios cometidos con arma de fuego en California no pudieron ser resueltos. Roman Porper, asistente legal del senador Dunn, dijo a este periódico que la nueva ley tiene 'muchas probabilidades' de salir adelante y que podría estar lista para la firma del gobernador del Estado, Arnold Schwarzenegger, a comienzos de septiembre. Porper añadió que la propuesta no perjudicará a los fabricantes de munición y rechazó igualmente que vaya a suponer una explosión de los costes. 'Hemos invitado a las compañías a sentarse con nosotros a discutir los gastos reales', afirmó.

Pero el sector de los fabricantes de armas estima estos gastos en cientos de millones de dólares. 'La consecuencia a corto plazo será que muchos productores de munición decidirán abandonar California antes que sufrir los elevados costes del proceso de grabación de las balas', dijo a Cinco Días un portavoz de la Asociación Nacional del Rifle (NRA). La ley perjudicará también al Ejército, porque el precio de la munición subirá, añadió. Como otras organizaciones del sector, la NRA ha iniciado una campaña de oposición a la ley en su página web. Por su parte, la NSSF, una de las principales asociaciones de fabricantes, asegura que 'ningún estudio prueba que la nueva ley vaya a reducir el crimen'. 'Se basa en la premisa falsa de que los criminales van a ir a las tiendas y enseñar su carnet antes de comprar una bala', señaló Laurence Keane, asesor legal de la NSSF.

En este punto, los fabricantes de munición coinciden con algunos representantes de la policía californiana, que han apuntado que el mercado negro de venta de armas sencillamente crecerá con la futura legislación. Otros miembros de la policía consideran que es una buena idea pero, al estar limitada a sólo un Estado, su efecto real será escaso.

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