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'Telecos'

Faura deja Terra para dirigir Telefónica en Cataluña

Terra dejó de existir como empresa cotizada el pasado lunes, pero su desmembramiento corporativo empezó mucho antes. Ahora se consuma con la salida de su máximo responsable en los últimos años, Kim Faura, que vuelve a Cataluña para tomar las riendas de la operadora en esta región.

La filial de internet de Telefónica cerró el ejercicio pasado con 1.606 empleados y, una vez arreglados los conflictos bursátiles y con los accionistas minoritarios, la prioridad de las últimas semanas ha sido la asignación de la plantilla a las nuevas tareas que tendrán en la estructura que surja de las fusiones o, en su caso, la recolocación.

Los mayores problemas se han dado en la parte corporativa de Terra, en los servicios centrales financieros, legales, de recursos humanos... Son 100 empleados de alto rango que, una vez desaparecida la compañía, dejan de tener funciones en la mayoría de los casos. Para ellos ha estado buscando acomodo Telefónica en todas y cada una de las filiales del grupo, y eso a pesar de que el perfil de los afectados ha hecho que el proceso no haya sido siempre sencillo, ni tampoco barato.

El último eslabón del desmantelamiento corporativo de Terra ha sido su presidente, Kim Faura. Nombrado hace año y medio para sustituir a Joaquim Agut, Faura ha sido el encargado de redirigir a la compañía hacia el sitio de donde salió: Telefónica.

Una vez cumplida su misión, Kim Faura regresará a Barcelona y asumirá todos los poderes del grupo en Cataluña. César Alierta, presidente de Telefónica, ha implantado una nueva estrategia en el grupo, que pasa por fortalecer la presencia institucional y el contacto con las autoridades en las comunidades autónomas más importantes. Cataluña es la primera de la lista, así que ha encomendado a su amigo personal -ya trabajaron juntos en Tabacalera- la tarea de abrir el fuego, con la creación de la primera dirección general autonómica de este tipo.

El resto de las filiales de Terra ha tenido unas semanas más tranquilas, sin recolocaciones, porque su cometido es operativo, no corporativo, y el negocio va a continuar, pero su futuro no está del todo clarificado todavía. Terra España, por ejemplo, dependerá funcionalmente de Telefónica de España, aunque hay actividades para las cuales aún se busca acomodo. Las más destacadas son las de contenidos -portales y canales- para las que se podría crear una división uniéndolas a Imagenio.

En Latinoamérica, el destino de Terra será la dependencia de Telefónica Internacional. También en este caso puede ser sólo un alto en el camino, hasta que se decida su unión con las operadoras de cada país.

Otro paso hacia la integración de negocios

Las tareas de Kim Faura en Cataluña no serán sólo de representación. El ejecutivo asume además 'la responsabilidad compartida sobre los resultados de los distintos negocios del grupo', dice Telefónica. La operadora no hace distinción de tecnologías -fijo, móvil, Internet...-, puesto que precisamente el objetivo es 'aglutinar localmente los esfuerzos de todas las áreas corporativas y líneas de negocio para asegurar que las actividades de la compañía se adecuan al máximo posible a las particularidades del mercado'.

La línea que separa la antigua diferenciación por tecnologías es, por tanto, cada vez más difusa y lo sería aún más si no hubiera barreras regulatorias por la condición de ex monopolio de Telefónica. La meta es acceder al cliente como un todo y diferenciarse por el tipo de usuario que se busque -particular, pyme, empresa...- y no por la tecnología.

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