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Ocio

La obsesión por el trabajo come terreno a las vacaciones

Algunos ejecutivos, incapaces de desconectar, llegan a llevarse el móvil y la agenda a la playa.

El director general de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman, Ángel Serrano, corredor de maratones, corre seis días y descansa uno. Al séptimo lo llama el 'entrenamiento invisible'. Si se prepara poco, no consigue ponerse en forma; si se excede, la fatiga le impide participar en las carreras. 'Y si los atletas descansan, las personas que no lo somos lo necesitamos mucho más', reflexiona el socio director de Eurotalent Juan Carlos Cubeiro.

Y éste es el momento para ello, cuando se combinan el verano y las vacaciones. Pero, ¿saben los ejecutivos españoles aprovecharlas realmente? Cubeiro, experto en talento, liderazgo y coaching, se teme que, en muchos casos, la respuesta sea no. 'La vida moderna nos obliga a llevarnos la oficina de vacaciones', se lamenta el jefe de producto de datos de Vodafone España, Jesús Suso. Así que llegan estas fechas y muchos directivos son incapaces de olvidarse por un tiempo de sus ocupaciones habituales. Grave error. Porque hay que descansar como mínimo '15 días seguidos para poder desconectar', destaca Cubeiro, y además hacerlo bien. No debe llegarse a extremos como los que relata el socio director de Eurotalent: 'No diré nombres, pero yo he visto empresarios en la playa con el móvil, la PDA y la prensa económica, en vez de estar jugando con sus hijos'. 'Se puede leer un periódico especializado', admite este experto, 'pero de forma relajada, en el desayuno. Lo malo es hacerlo compulsivamente'. Y, sin embargo, muchos cometen estos fallos.

Cifras sorprendentes

Los meses estivales han sido tradicionalmente flojos para las empresas de telefonía, pero desde que hace tres años aparecieron los aparatos que unen funciones de teléfono, correo electrónico, navegador y agenda, la tendencia se ha invertido. 'Se produce un punto de inflexión sorprendente', confirma Jesús Suso. 'En junio y julio, las ventas de dispositivos como BlackBerry o Vodafone Mobile Connect Card a veces duplican a la media del resto del año. Y el tráfico de intercambio de datos que generan los clientes crece casi hasta un 20% en esta época'. En apariencia, las vacaciones no existen. Las principales razones son tres, en opinión de Cubeiro: 'Al directivo le es difícil desconectar porque disfruta con lo que hace y porque, además, le resulta adictivo. Lo es el hecho de estar en la cresta de la ola, cerrar contratos, comprar, vender y ver el impacto que tienen de sus decisiones'. Y, por añadidura, en la incapacidad por dejar a un lado el trabajo hay algo de 'miedo a sentirse vulnerables, a no ser capaces estar siempre trabajando, como supermanes'. Otros perciben este asunto de una forma no tan extrema. El socio director de recursos humanos de Deloitte, Juan Díez Calleja, prefiere no hablar de desconexión 'porque suena a ruptura total'. 'Diría, más bien, que en este periodo se produce un balance a favor de la vida personal', sostiene este ejecutivo. Es decir, que se va de descanso, pero no del todo. 'Estamos localizables por si surge cualquier cosa', confirma Díez Calleja. 'Aprovechamos la tecnología, todos tenemos un móvil y un portátil que nos permite conectarnos con nuestra red interna. Pero lo hacemos sólo como medida de precaución. Además, puedes tener el móvil y el portátil apagados. La clave está en saber distinguir', afirma este ejecutivo de Deloitte, que cree en su periodo de ocio (este año serán 25 días) consigue 'descansar y reponer fuerzas'. De hecho, sostiene Jesús Suso, en la mayoría de los casos la gente se conecta 'sólo para comprobar que todo está bien'. 'No estamos trabajando, pero nada nos impide mirar el móvil y ver que no ha pasado nada', justifica.

Uno de los principales errores de los ejecutivos es, dice Juan Carlos Cubeiro, 'practicar con sucedáneos', como descansar durante poco tiempo, no desconectar del todo y dedicar poca atención a la familia, a los amigos y a las aficiones. Y esto trae consecuencias. A corto plazo, 'el rendimiento se resiente'; a medio plazo, 'aparecen problemas de agotamiento, estrés, tensión acumulada y desmotivación. Los directivos disfrutan, pero si no hay relajación dejan de hacerlo'. La experiencia personal le ha enseñado a Juan Díez Calleja algunos trucos. En su opinión, aparte de planificar con tiempo las vacaciones, es imprescindible 'viajar, reencontrarse con la familia y no dejar tareas pendiente en la oficina'. 'En mi caso, mis hijos, que tienen 14, 11 y 8 años, me ayudan mucho a desengancharme porque me meten en otro mundo', explica. Al fin y al cabo, argumenta Cubeiro, sacar partido al descanso es 'una cuestión de voluntad'.

No obstante, Jesús Suso plantea un dilema: '¿Qué es calidad de vida? ¿Olvidarse de todo o saber que no pasa nada y quedarse tranquilo? Esto es discutible. Lo malo son los extremos, tanto desconectar absolutamente como obsesionarse con el trabajo'.

La mentalidad empieza a cambiar entre los directivos

A pesar de que no todos lo logran, los ejecutivos españoles son cada vez más conscientes de la importancia de descansar en condiciones. Así lo constata el socio director de Eurotalent Juan Carlos Cubeiro, que en sus sesiones de coaching, en su trato personal con los directivos, ha percibido este año 'mayor mentalidad de descansar'. Lo ilustra con un caso particular: 'Una persona con la que estoy trabajando ahora, miembro del comité de dirección de un banco, me comentaba que este verano no se van a reunir ni se van a llamar'. Empieza a cambiar la percepción de las vacaciones. 'Antes', explica Cubeiro, 'el ejecutivo se sentía importante porque le consultaban todo. Ahora se preocupa si la gente de su equipo no toma decisiones por sí misma porque eso significa que no sabe delegar. Y no considera que es imprescindible en la empresa, sino que se queja de que le den la lata'. En este sentido, Cubeiro pone el ejemplo de una directiva 'que se va a en crucero hasta Croacia sin móvil no portátil. Y lo hace porque confía en su equipo'.

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