'Asistimos al peor proceso de despilfarro del talento'
Tiene 44 años, es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y ha sido profesor en la Universidad de Harvard. Este año, la escuela que dirige celebra el 40 aniversario del primer MBA que se impartió en España.
Los cuatro años que lleva al frente del IESE, una de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo, no le ha restado ni un ápice de serenidad a Jordi Canals, a pesar de que la competencia dentro del sector es cada vez más fuerte. Está entusiasmado con las obras de ampliación del campus de Barcelona y, en general, con la marcha de la escuela, que pretende ser pionera con los programas de larga duración y con los que imparte ahora en países como Alemania o Egipto.
Pregunta. Este año celebran el 40 aniversario del tradicional MBA.
respuesta. Sí, y esta fecha nos ha ayudado a recordar la aventura increíble del grupo de profesores que puso en marcha el primer MBA de dos años de duración en Europa. Para nosotros recordarlo fue una oportunidad para agradecerles esa innovación y recordar a la primera promoción del programa. Nació como algo pequeño, sin saber hacia donde iría y han pasado 40 años. Pero cuando haces un trabajo que piensas que está bien hecho, pensando en el desarrollo de quienes vienen a estos programas, no tanto a corto plazo como a largo plazo, pues las cosas salen bien. Seguimos siendo una escuela de negocios innovadora porque además de cursos nuevos, seguimos teniendo una fe enorme en el programa de dos años de duración, en el que intentamos ofrecer a los alumnos un valor añadido. Queremos desarrollar líderes empresariales que sepan liderarse a sí mismos.
P. ¿En qué consiste ese valor añadido que ofrecen al alumno?
r. El máster de dos años de duración ofrece la oportunidad de cerrar un proceso de formación. Digamos que el primer año es más de desguace, de plantear soluciones, que la gente aprenda a pensar, es un proceso de repetición. Todo eso exige un tiempo de entrenamiento, que dura diez meses. Es ahí cuando los alumnos reciben un conocimiento y una manera determinada de hacer las cosas, es la mejor manera de comprender la complejidad de la vida de una empresa. Después se enseñan temas como la globalización, gobierno corporativo o prácticas financieras. Y entre el primer y el segundo año viven una experiencia nueva como es querer explorar nuevas oportunidades profesionales fuera del sector al que pertenecen porque tienen la ocasión de observar las realidades que se viven dentro de otras empresas.
P. ¿Entonces, supone una buena oportunidad de inserción laboral?
r. Durante ese trabajo de verano las empresas detectan a los posibles candidatos. El 50% de los alumnos encuentra trabajo en la compañía en la que hizo el trabajo en verano. En cambio, en un programa de un año, la gente se encuentra forzada a volver al mismo sector en el que estaba. También me gustaría destacar que el programa de dos años refuerza el carácter global, ya que ofrece la oportunidad de cursar un cuatrimestre en alguna escuela internacional de intercambio.
P. Sin embargo, este tipo de formación está teniendo cada vez menos aceptación.
r. Porque para las escuelas de negocios los programas de un año de duración son más rentables. Cuanto más largo es el programa más deficitario es. Para los alumnos un programa de un año tiene el inconveniente del desarrollo personal. En cambio, tiene la ventaja de que supone una inversión menor de tiempo, de dinero y de coste de oportunidad en el trabajo. Nos gusta ofrecer un valor diferencial superior, aunque el mercado va en otra dirección. No nos importa ir a contracorriente.
P. Antes destacaba el valor de las cosas pequeñas.
r. Hemos tenido siempre un principio que es empezar los programas con una dimensión pequeña. Cuando estamos más seguros es cuando nos decidimos a crecer. Nosotros tenemos el reto de diferenciarnos, ahora que las escuelas externamente se parecen unas a otras y que los rankings hacen que se produzca una convergencia. Uno de nuestros factores diferenciales tiene que ver con la transformación del alumno. Y eso se traduce en algo que nos llena de satisfacción, como es el hecho de que el 80% de nuestros antiguos alumnos sigan vinculados al IESE. Es un indicador claro porque si la gente no quedara contenta no se quedaría con nosotros.
P. ¿Qué lagunas formativas tienen en este momento los directivos?
r. Los altos ejecutivos tienen la necesidad de pensar a largo plazo. Hoy día, todo nos conduce al corto plazo, es la filosofía de usar y tirar. Las compañías de capital riesgo dibujan un horizonte corto, pero hay que conseguir que la gente piense a largo plazo, que los directivos sean creadores de proyectos, que sean capaces ilusionar e implantar esos proyectos a largo. También decimos que las personas son lo más importante y al final las personas no ven que la empresa forme parte de su vida, que sea algo sólido y fértil. Las empresas necesitan tiempo y estamos asistiendo al peor proceso de despilfarro del talento humano, precisamente por esa presión cortoplacista. Por ello, estamos perdiendo capacidad de que haya gente innovadora.
P. Algo de lo que también hay escasez.
r. Tenemos una necesidad de innovación. El mundo es cada vez más discontinuo y necesitamos estar constantemente imaginando nuevos procesos y cómo hacer las cosas de manera diferente. Otra cosa que tienen que aprender nuestros directivos es a dirigir y a trabajar en un mundo global, y a entender que las filiales son tan importantes como los centros corporativos. Las empresas españolas tienen que centrarse en esos temas. Es necesario acelerar porque el mundo va en esa dirección.
'Saltarse los principios éticos es grave'
Los valores éticos y la responsabilidad social son dos temas que preocupan a las escuelas de negocios.
Cada vez surgen más casos de escándalos. El último ha sido en Alemania, donde han tenido que dimitir directivos de Volkswagen.Sí y me sorprende que haya surgido en Alemania porque tienen un modelo que ha sido calificado como modelo de futuro. ¿Qué ha fallado? No creo que haya sido el gobierno corporativo. Hay que exigir a quien se haya saltado las reglas del juego responsabilidad. Ocurre que en medicina, si un cirujano actuara de una manera deshonesta sería castigado, lo mismo tendría que ocurrir en el campo de la dirección. Una cosa es tener errores, pero si alguien no asume los aspectos éticos básicos es algo más grave. Yo soy optimista y creo que la capacidad del ser humano es grande.
Las empresas y la propia sociedad cada vez ponen más controles en estos temas.En Europa Occidental y en Estados Unidos hay un sistema de gobierno corporativo dentro de las empresas, que suponen un obstáculo, y eso ayuda a que las posibilidades de crimen organizado sean menores. La sociedad en estos momentos es más intransigente con estas faltas que en el pasado. Los medios de comunicación ejercen una presión para que se cumplan las normas. Y es muy importante que el regulador sea más estricto y que lo que está dispuesto se cumpla.
El IESE siempre se ha caracterizado por su carácter internacional, ¿seguirán en esta línea?Nuestro objetivo es ayudar a crear escuelas locales en diferentes países, así como ser capaces de atraer al campus del IESE a alumnos y profesores de otras escuelas internacionales. Tenemos en marcha una escuela en Kenia. Tenemos la necesidad de impartir formación en distintas regiones del mundo. Por ejemplo, Brasil vemos que existen necesidades y que se está convirtiendo en un centro de operaciones. Egipto, los países del Este, India, Corea del Sur son zonas con mucho potencial. El entorno es cada vez más cambiante y surgen nuevos centros de poder.
Siguiendo el ejemplo de Zara
Dice Jordi Canals que la mejor publicidad es el boca-oído, el mismo modelo que ha implantado Inditex. 'Somos igual que Zara, no hacemos publicidad. Tenemos el mejor escaparate, que son nuestros alumnos', asegura el director general de IESE.La clave del éxito, señala, está en dejar contentos a los alumnos que pasan por la escuela de negocios, en ofrecerles algo más, 'valor añadido', a través de los cursos que se imparten, con contenidos actualizados y profesores internacionales.Y señala que la formación se encuentra en un momento espléndido. 'Porque lo único que perdura es la formación'.