Una oportunidad para responder a los asesinos

Era inevitable que Londres tendría que afrontar un ataque despiadado en un momento dado. Pero que sea una cuestión de cuándo, no lo hace menos horripilante cuando ocurre (...).

Los terroristas islámicos (...) se han hecho paso a bombas y logrado la proyección internacional que buscaban, envolviendo no sólo las Olimpiadas sino la cumbre del G-8 en Gleneagles.

Londres es un centro de la sociedad globalizada y un magnífico barullo de gentes y lenguas (...). Algo odioso para los enfermizos proveedores de la tesis del 'choque de civilizaciones' (...). Derrotarles exige una defensa inflexible de nuestra libertad, riqueza cultural y pluralismo religioso (...).

La mejor respuesta de los líderes del G-8 sería poner de lado cualquier indecisión sobre la pobreza en África y el cambio climático (...). De Gleneagles debería salir un grito de unidad para desarrollar aún más la gobernanza global (...). Es momento de extender el G-8 más allá de su marco informal (...).

El terrorismo islamista es un fenómeno descentralizado (...). Sería más fácil confrontarlo si hubiera un consenso global real sobre cómo gestionar los problemas de Oriente Próximo. Un G-8 extendido debería (...) involucrar a los líderes árabes y hacerles notar que el despotismo está desfasado.