La línea que trazará Greenspan con tiza
Vuelve a la carga eso que se ha dado en llamar Greenspanología, es decir, la seudociencia que se dedica a interpretar las palabras de un venerable banquero con aire, en ocasiones, de maestro oriental y cuya ambigüedad en el uso del lenguaje puede, incluso, recordar al visionario personaje de una saga cinematográfica de mucho bombo y platillo en las últimas fechas.
Se espera hoy a Greenspan no por lo que haga -subir los tipos un cuarto de punto, seguramente- sino por lo que diga. Y en el comunicado los inversores buscarán dos cosas. La primera, alguna referencia al puzzle (o conundrum) en el mercado de deuda. El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos señaló hace unas semanas que no entendía por qué los tipos a largo plazo bajan cuando él los sube en los vencimientos cortos. Ello agitó los cimientos de los mercados y dio pie a todo tipo de interpretaciones, todas válidas parcialmente pero ninguna definitiva.
La segunda cuestión pendiente es si Greenspan dará alguna pista sobre hasta dónde tiene pensado llevar las subidas de tipos. Sobre este particular ha habido bastante ruido últimamente. Algunas cifras económicas débiles presentadas durante los últimos meses han dado alas a quienes no ven los tipos mucho más arriba del 3,5% o 4%, y eso se ha reflejado en las encuestas de gestores. Pero la incógnita continúa. Greenspan marcará una línea que señalará hasta dónde ha llegado, y el pensamiento generalizado es que esta línea dependerá de las condiciones económicas.
Pero no faltan los expertos que apuntan que el parón en las subidas de tipos puede venir por el lado de los bonos, cuando la diferencia entre tipos a largo y a corto se estreche tanto que suponga un riesgo. Un estrechamiento muy superior al actual puede sentar las bases de un desplome generalizado en la deuda a largo plazo, provocando pérdidas en fondos y bancos y exponiendo el mercado a la contracción del crédito.