La vía gallega de hacer empresa
Los próximos días 24, 25 y 26 de junio se celebra en Barcelona un acontecimiento empresarial singular, el gran encontro de gallegos del mundo que organiza la Asociación de Empresarios de Cataluña y Andorra y al que acudirán empresarios gallegos desde muchos lugares. Entre otras cuestiones, el evento ha suscitado cuestiones como las peculiaridades de hacer empresa en cada país y las modalidades de cooperación que pueden surgir cuando hay afinidades que aportan ventajas relevantes.
La mundialización económica obliga a conocer las peculiaridades culturales de cada nación para evitar malentendidos. También aconseja analizar el modus operandi de cada país. Así, se sabe que las empresas japonesas tienen un apalancamiento muy superior al de las norteamericanas, que comparten con las alemanas y coreanas la propensión a crear grandes conglomerados con fuertes lazos internos, en China los lazos familiares y de clan son una red de apoyo mutuo sólido, en Irlanda el origen gaélico de emigrantes a EE UU ha contribuido al flujo de la inversión extranjera y un largo etcétera. En el plano personal, los jóvenes chinos desean montar su empresa y retirarse jóvenes y ricos, mientras que los japoneses prefieren hacer carrera vital en grandes empresas o los españoles se inclinan por las entidades financieras y el sector público. ¿Y los gallegos, qué?
La mejora de las comunicaciones, la apertura al exterior y el abaratamiento del crédito han acompañado una floración de empresas gallegas de primera línea que, al no estar limitadas por un mercado interior ínfimo, prosperan en sectores tradicionales como la construcción y el textil, nuevos como el audiovisual e intermedios como la hostelería y el turismo. Lo que hay de común en estas experiencias, además de la voluntad de estar en primera línea y la asunción de riesgos, son las cualidades y las actitudes.
Salvador de Madariaga en su libro España, dice del gallego que es 'agudo, inteligente, trabajador, ahorrador, físicamente fuerte, da a España sus abogados, políticos, cargadores de muelle, policías y segadores'. Habría que añadir emigrantes y, ahora, empresarios. Manuel Rivas recordaba un dicho gallego que más o menos es: 'El gallego es un animal que se parece al hombre y fue creado para ayudar al burro'. Efectivamente la capacidad de trabajo es reconocida, como la parsimonia en el gasto y la propensión al ahorro. Esto último es sinónimo de prudencia y medición del riesgo.
Otras características también ayudan. Una es el subjetivismo que obliga a contestar las preguntas con otras, que son necesarias para saber lo que quiere el otro. Así, al viajero que en un pueblo pregunta por la estación le sorprende que le contesten '¿cuál?'. Y cuando exclama 'la de ferrocarril, o ¿cuántas más hay?', se le explica que hay la meteorológica, la de radio, dos de servicio y una de servicios agropecuarios. El cliente es el rey y la voluntad de servirle requiere conocer su problema, que siempre es personal y específico, y a él deben adaptarse las soluciones. Otra característica es la reflexión sistemática en busca del 'concepto' (la p de final de sílaba no se pronuncia) que define cada actividad hacia terceros, que da la esencia del negocio y que cambia cuando aparecen formas mejores de responder a la misma carencia.
Una faceta de relevancia empresarial es la combinación de individualismo en organizar la propia vida (algo tiene que ver con la dispersión del hábitat) y la capacidad de colaboración propia de los centros regionales de asistencia, formación y de cultura persistentes en el extranjero. Esa acción conjunta es la base del arte religioso que, en rachas de creatividad, ha florecido en un vergel de templos románicos y barrocos.
La voluntad de juntar personas con inquietudes parecidas no garantiza nada, pero lejos de ser una entrevista a puerta fría es una acogida cálida que favorece el conocimiento, la puesta en común de experiencias, la conexión posterior y, con suerte, la chispa que da pie a que, en un futuro más o menos próximo, se pueda iniciar un negocio conjunto en el que la experiencia de éxito en un lugar sea un factor decisivo para el triunfo en otro. En el fondo buena parte del progreso se basa en esa transmisión.