El verano arranca con los carburantes en máximos
Los nuevos máximos históricos del petróleo y las cotizaciones internacionales de los carburantes han forzado al alza el precio de venta final de gasolinas y gasóleos, que se encuentra un 14% más alto que en enero.
El verano comienza hoy con muy malas noticias para los millones de usuarios del automóvil y profesionales del transporte, que están viendo incrementada enormemente la factura que pagan por el carburante que consumen.
Desde enero, los precios medios de venta al público se han encarecido en torno al 14%, un fuerte incremento cosechado en tan sólo seis meses, según los datos oficiales que acaba de elaborar el Ministerio de Industria.
Así, el gasóleo A de automoción se paga en las estaciones de servicio a una media de 0,908 euros por litro (0,8 en enero), un 12,4% más, y la gasolina sin plomo de 95 octanos, se vende ya en las gasolineras a 0,963 euros, un 14,5% más. Ambos precios son nuevos máximos históricos. El resto de gasolinas, de menor consumo, también están por las nubes. La sin plomo de 98 octanos se paga a 1,062 euros (14,3% más). La súper aditivada está a 1,045 euros por litro (14,37% más).
En la raíz del problema se sitúa el encarecimiento de las cotizaciones internacionales de las gasolinas y del gasóleo, que están subiendo como la espuma conforme lo hace el petróleo. Desde comienzos de año, la cotización de la gasolina 95 sin plomo se ha encarecido un 66,3% (hasta los 0,331 euros por litro). La del gasóleo lo ha hecho un espectacular un 41,1%, hasta 0,398 euros por litro.
Estos porcentajes de aumento, muy por encima de lo que lo han hecho los precios finales de venta al consumidor, inducen a pensar que hay embolsadas potenciales subidas de los carburantes para las próximas semanas, si el mercado internacional no se calma.
Y el mercado apunta a todo lo contrario. El petróleo, base para el posterior refino de gasolinas y gasóleo, está nuevamente en plena fase de ascenso. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cosechó ayer un nuevo máximo histórico llegando a alcanzar en el mercado de Londres los 58,58 dólares, 70 centavos más que el anterior récord registrado el pasado viernes. La sesión la cerró ayer, finalmente, algo por debajo, a 58,32 dólares. El barril de crudo Texas, de referencia en Estados Unidos, no le va a la zaga. Ayer se intercambió al alza, a 59,5 dólares.
Los factores que explican la tensión al alza del precio del petróleo parten de una fuerte demanda de energía en todos los continentes (especialmente en países como EE UU y China), a lo que se suma el temor a una insuficiente capacidad de refino del crudo con las plantas de producción existentes.
Lo cierto es que el crudo se aproxima peligrosamente a la barrera psicológica de los 60 dólares, en un momento en el que economías emergentes como la china, están demandando más energía que nunca, echando más leña al fuego. La inflación, en cambio, se mantiene controlada. Sin embargo, este efecto se debe más a la falta de crecimiento en regiones como la UE.
Mientras tanto, la OPEP se muestra incapaz de tranquilizar al mercado a pesar de haber puesto a producir medio millón más de barriles diarios.
Fuerte caída de los márgenes brutos
La fuerte revalorización que han registrado el petróleo y sus derivados ha hecho mella en la cuenta de resultados de las operadoras. La imposibilidad de trasladar todo el incremento de costes al precio final de los combustibles es lo que explica que los márgenes brutos estén disminuyendo. Así, para la gasolina sin plomo de 95 octanos, el margen o beneficio bruto que obtenía una operadora con su comercialización era de 0,124 euros por litro (resultante de restar al precio antes de impuestos la cotización internacional del carburante) en enero pasado, cuando el litro se pagaba en el surtidor a 84,1 céntimos de euro. Sin embargo, ahora que el litro se paga a 96,3 céntimos, el margen se ha reducido a 0,082 euros, un 33,8% inferior. En el gasóleo, la reducción del beneficio es más significativa, ya que la ganancia ha pasado de ser de 0,114 euros por litro en enero, a 0,068, un 40,3% inferior. Con todo, las grandes petroleras compensan esta merma del beneficio en la comercialización con más ganancias en la división de refino, entre otras.