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CincoSentidos

El Cid triunfa en la Beneficencia

El Cid volvió a conquistar ayer la plaza de Madrid. La tradicional Corrida de Beneficencia, que cada año se celebra bajo la presidencia del Rey, supuso un nuevo éxito del torero sevillano. El Cid cortó una oreja de su segundo toro y perdió otra por fallar con la espada en el primero.

Los argumentos que le sirvieron para reeditar su conexión con los espectadores madrileños volvieron a ser los mismos que ya mostró en San Isidro: una gran disposición, una más que notable claridad de ideas, una visión casi inmediata de las necesidades de cada toro y un concepto realmente bueno del toreo.

La corrida de Samuel Flores tuvo una presentación excelente. Los seis toros mostraron unas defensas muy desarrolladas, un trapío impresionante, pero también una mansedumbre que limitó su, en general, aceptable condición en la muleta. No hubo toros realmente malos aunque tampoco hubo ninguno que pasase del aprobado justo. Los dos del Cid parecieron los mejores, pero no fue tanto la condición de los astados como el desarrollo técnico de las faenas del torero de Salteras. El cite a larga distancia, el no obligarlos demasiado al principio, el llevarlos con temple, el esperarles con la muleta siempre puesta por delante... fueron los argumentos que le sirvieron al Cid para meterse al toro en el bolsillo, y de pasa, al público, que vivió sus dos faenas en un estado de auténtica euforia. Destacar varias series de derechazos en su primero, y otras, con la misma mano en el segundo, un toro que le avisó varias veces antes de, finalmente, darle una voltereta. Le mató pronto, de una estocada que quedó caída, y le concedieron una oreja.

Una gran disposición mostró Miguel Abellán en sus dos toros. Intervino en quites y les plantó cara con la muleta; pero el primero, que fue bastante noble, no humilló y además siempre quiso irse suelto. Con la gente bastante a la contra, el madrileño le hizo al cuarto una faena larga, de mucho fondo.

Cerraba la terna Antón Cortés, un diestro gitano y artista, que no acabó de entenderse con el sexto, uno de los mejores de la corrida, y que abrevió con el tercero, probablemente el peor toro de Samuel Flores. Lo mejor de su labor fueron los capotazos de salida al último, doblándose muy bien con el toro.

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