Final con acento español en Turquía
La final de la Liga de Campeones, que se disputa hoy en el Estadio Olímpico Atatürk de Estambul (20.45 horas, TVE1), es la de las efemérides. Turquía acoge por primera vez la final continental en un partido inédito. Milán y Liverpool suman 10 campeonatos (seis para los lombardos y cuatro para los reds), pero nunca hasta ahora se habían encontrado con el cetro europeo en juego. Además, han tenido que transcurrir 10 años desde la tragedia de Heysel (Bruselas) para que un equipo italiano y otro inglés vuelven a disputar el título que hasta la temporada 91/92 se había denominado como Copa de Europa
A todas estas coincidencias estadísticas hay que añadir que será la final más española sin necesidad de que haya equipos españoles en el campo. Rafa Benítez, que salió por la puerta trasera del Valencia a pesar de lograr el título de Liga, la Supercopa de Europa y la Copa de la UEFA con los ches la misma temporada, ha formado una guardia pretoriana a su alrededor con marcado acento castellano. Hasta cuatro jugadores españoles pueden saltar hoy al campo con el Liverpool: Luis García, Xabi Alonso, Josemi y Núñez.
Además, desde la grada apoyarán al club de Anfield otros dos futbolistas procedentes del campeonato español, el ex madridista Morientes y el argentino Pellegrino, que no pueden jugar por haber participado ya con otros clubes en la presente edición de la Liga de Campeones. Por si no fuera poco, el árbitro del encuentro, Mejuto González, también es español.
Será una final de contrastes, de estilos opuestos. El fútbol físico y directo del Liverpool frente al rigor táctico y la mayor técnica del Milán. El equipo que preside el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi (que en alguna ocasión se ha jactado de hacer las alineaciones, saltándose al técnico Carlo Ancelotti), tiene en el eje formado por Maldini, Kaká y Schevchenko su columna vertebral.
Si bien el Milán parte como favorito en las apuestas, nadie piensa ya que vaya a ser un paseo para los rossoneri. El PSV Eihdhoven les puso en muchas dificultades en las semifinales. Aunque un gol de Ambrosini metió al Milán en la final, el equipo perdió el áurea de invencible que le había acompañado durante todo el campeonato. Por contra, el Liverpool derrotó contra todo pronóstico al Chelsea.