La incierta escalada del billete verde
Los operadores de divisas se debaten entre tomar partido por el dólar ahora o esperar a que se corrijan los desequilibrios de la economía de Estados UnidosPara invertir
El mercado de divisas se instala en la volatilidad mientras los operadores sopesan si es pronto o no para tomar partido por la moneda norteamericana. La decisión final probablemente dependa del efecto de dos fuerzas contradictorias. El proceso natural de apreciación de la moneda por la mejora de los indicadores de crecimiento y la subida de los tipos de interés decidida por la Reserva Federal son los principales aliados de la divisa, pero, por otra parte, persiste el riesgo de una depreciación inducida para corregir los persistentes desequilibrios de la economía norteamericana (el doble déficit exterior y público), principales causantes de la depreciación del dólar desde 2001.
Es esta disyuntiva la que explica la situación de inestabilidad vivida por el billete verde en las últimas semanas y que, a juzgar por la opinión de los analistas, se mantendrá en los próximos meses.
Los expertos creen, además, que las especulaciones en torno a una posible revaluación del yuan chino y la revalorización de otras monedas asiáticas es un buen argumento para la apreciación del dólar. Aunque en menor grado, también lo es el temor a un resultado negativo en el referéndum francés sobre la Constitución Europea.
El caso es que el dólar inició la pasada semana una remontada impulsado por una mejora de la percepción respecto al déficit exterior y otros indicadores económicos estadounidenses. Después de perder empuje en los últimos días ante nuevas noticias y posibles tomas de beneficios de los operadores, ayer volvió a colocarse en 1,26 unidades frente al euro, en medio de rumores de que algún banco de inversión pudiera estar presionando contra la moneda europea para llevarla hasta los 1,25 dólares. Además, se apreció al valor más alto contra el yen en los dos últimos dos meses.
La noticia de que el desequilibrio comercial estadounidense se contrajo en marzo a 55.000 millones de dólares, en vez de haber crecido como se esperaba, dio alas a la moneda norteamericana, que en 1,26 se colocaba a principios de la semana pasada en el nivel más alto en siete meses. Habrá que ver si esta mejora del déficit comercial es flor de un mes o se hace sostenible en los meses venideros, advierten los analistas.
Lo cierto es que el rally no duró mucho. La publicación este jueves de la cifra de inflación de abril en Estados Unidos, cuyo núcleo permaneció inalterado respecto al mes anterior, ahuyentó temores de una política monetaria más agresiva por parte de la Reserva Federal o lo que es lo mismo, mayores subidas de tipos. Los tipos de interés se encuentran en Estados Unidos en el 3%, mientras que en la zona euro se sitúan desde junio de 2003 en el 2% y la perspectiva de próximos movimientos es, en todo caso, a la baja. Este diferencial hace que los activos en dólares resulten más atractivos que los que están en euros y contribuye a la apreciación del dólar.
Con tanta volatilidad, los analistas apenas se atreven a hacer predicciones, pero el caso es que si hace dos meses algunos predecían incluso un cambio del euro a 1,5 dólares ya hay quien piensa de nuevo en la paridad. A corto plazo, en todo caso, nadie espera un cambio de tendencia brusco.
La cuestión es cuál será la situación del dólar a más largo plazo. ¿Se ha roto la tendencia a la baja? ¿Veremos niveles muy por encima de los actuales?
José Carlos Díez, analista de Intermoney, cree que 'es muy difícil de prever lo que sucederá a medio plazo porque los desequilibrios de la economía norteamericana que han provocado la depreciación del dólar persisten'. El analista recuerda que Estados Unidos tiene un grave problema de ahorro. De acuerdo con el World Economic Outlook, del Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos demanda el 70% de todo el ahorro del mundo, mientras que el producto interior bruto representa en torno al 30% del PIB mundial. Pero también llama la atención sobre el hecho de que se contrajera en marzo el flujo de capitales extranjeros hacia Estados Unidos sin que eso haya tenido un efecto muy significativo en la menor demanda de dólares. Una demanda menor de activos en dólares por parte de extranjeros presiona a la baja el tipo de cambio de la divisa, tal y como sucedió en septiembre.
Gregorio Izquierdo, responsable de análisis del Instituto de Estudios Económicos explica que 'Estados Unidos ha utilizado el dólar débil como una herramienta de ajuste de su déficit exterior'. Sin embargo, el dólar se ha depreciado frente a las divisas de tipo de cambio flexible, como el euro, pero no frente a las divisas asiáticas, que han acumulado muchas reservas en dólares y no han dejado que sus monedas se apreciasen, con lo que 'el ajuste cambiario no ha recaído en el sudeste asiático, sino en Europa', precisa.
'Estados Unidos consume y demanda mucho ahorro y China produce y acumula reservas. Así uno demanda ahorro y otro se lo presta. Mientras se mantenga este esquema y el crecimiento de estas dos potencias no habrá crisis graves en el panorama cambiario', asegura José Carlos Díez de Intermoney.
'Creemos que el dólar puede caer un poco más, pero al haber mayores posibilidades de que se revaloricen las monedas asiáticas no será tan fácil a largo plazo que se siga depreciando frente al euro', afirma Rodrigo Pinheiro, estratega jefe del Espírito Santo Investment.
Los mercados, pendientes del yuan
Las tensiones sobre el mercado de divisas tienen su foco principal de atención en el yuan. Hace meses que China soporta presiones internacionales, sobre todo de Estados Unidos, para que flexibilice el yuan, después de haber mantenido durante una década un tipo de cambio de entre 8,25 y 8,28 yuanes por dólar. Washington acusa a China de mantener la paridad en una estrategia deliberada para abaratar sus exportaciones. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ya advirtió en abril a las autoridades chinas que 'mantener fijo el yuan frente al dólar está empezando a ir en detrimento de la economía china', una visión compartida por distintos bancos de inversión. Semanas después de la advertencia de Greenspan, un informe del Departamento del Tesoro de EE UU señalaba que 'el régimen cambiario chino ya no es útil para proporcionar estabilidad. El tipo de cambio fijo impide el ajuste de los desequilibrios internacionales, atrae capital especulativo y provoca riesgos crecientes en la economía mundial'. Pese a las presiones, las autoridades chinas piden calma, descartan una revaluación inmediata y se oponen a 'la politización de las cuestiones económicas y comerciales', en palabras recientes del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.