La SGAE propone una ley sobre diversidad cultural
Basta de lamentos. La Fundación Autor (SGAE) y la Fundación Alternativas proponen dejar a un lado las políticas defensivas y pasar a la acción con una serie de propuestas para la protección de la diversidad cultural. Ambas instituciones llevan tres años analizando la situación de los bienes y servicios culturales en el entorno de la globalización. Una colaboración fruto de la preocupación por la colonización cultural. 'La diversidad cultural es tan fundamental para la democracia como la diversidad política', aseguró ayer Nicolás Sartorius, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas.
El resultado de los trabajos queda recogido en el documento Excepción y diversidad cultural, que la SGAE tiene intención de presentar al Gobierno. En el informe se incluyen, entre otras medidas, la elaboración de una ley estatal sobre diversidad cultural y las industrias culturales, la creación de una dirección general de Industrias Culturales dentro del Ministerio de Cultura o la necesidad de contar en la UE con un consorcio de distribución siguiendo el modelo Airbus.
Para el autor del informe, Jesús Prieto, profesor titular de Derecho Administrativo en la UNED y experto designado por el Gobierno español ante la Unesco para la elaboración de la Convención para la diversidad cultural, 'el mundo se enfrenta a un reto geocultural muy grande, porque se está jugando la calidad de su futuro'. Al tiempo que las nuevas tecnologías abren posibilidad únicas, se está produciendo un monocultivo cultural, que nunca antes se había conocido. 'Un problema así sólo se afronta con medidas políticas', entiende Prieto. Por eso, está convencido de que hay que proteger las mercancías culturales, 'porque son portadoras de valores sociales'.
El documento propone la implicación de los ciudadanos. 'Se trata de concienciar a la sociedad de que hay una oportunidad de tener una cultura, una identidad, que se puede perder', según Eduardo Bautista, presidente de la SGAE.
El cine como ejemplo
El informe hace hincapié en la industria cinematográfica y audiovisual. Europa produce al año un número de películas similar a EE UU, pero mientras aquí se ven el 71,3% de sus cintas, allí sólo el 3% de las europeas. La causa es una mejor distribución.