Jiménez sale revalorizado de Madrid
En sólo dos días César Jiménez ha completado su paso por Madrid. Un compromiso fundamental en su carrera que el diestro de Fuenlabrada ha solventado satisfactoriamente. En la corrida de ayer, Jiménez ganó crédito, tras su faena a su segundo toro, un buen ejemplar de Garcigrande al que dio mucho sitio, se dejó venir desde la larga distancia y toreó con buena clase.
Una gran serie con la izquierda y una actitud de gran tranquilidad, andando por la plaza con madurez y colocándose frente al toro con parsimonia, agradaron a los espectadores. Jiménez mató mal y perdió la oreja que posiblemente tenía ganada. Muy poco más hubo en la corrida: un encierro flojo y descastado de Garcigrande y cuatro intentos de faena frustradas de Salvador Vega y José María Manzanares, que confirmaba la alternativa.
Entre el sábado 14 y el lunes 16 se cortaron las dos primeras orejas de la feria de San Isidro, obtenidas por el matador Serafín Marín y por el novillero Alberto Aguilar; además, El Juli y Matías Tejela, triunfador del último San Isidro, hicieron su primera aparición en el abono, confirmó la alternativa César Jiménez y se lidió la esperada novillada de Fuente Ymbro. Muchos platos fuertes para tan pocos días, algunos de ellos indigestos.
Lo más sabroso de esos festejos fue, sin lugar a dudas, la buena actuación de Serafín Marín, que el sábado 14 obtuvo un trofeo del único toro con transmisión de La Cardenilla, tras una faena entregada rematada con una excelente estocada. Ese mismo día, Javier Valverde dio una buena imagen de torero maduro y valiente, muy por encima de la nula condición de sus toros. Por el contrario, poco pudo hacer Dávila Miura, que completaba la terna.
El domingo 15, día de San Isidro, se celebró la primera corrida realmente grande de la feria. Y, a tanta expectación, igual de exigencia y hasta de intransigencia. Así fue con El Juli y con César Jiménez, aunque el primero toreó con mucho temple a su primer toro, y el segundo se jugó el tipo con su difícil segundo. Matías Tejela, que completaba el cartel, toreó bien a su primer toro de la ganadería de Joselito, bueno y soso como la mayoría de sus hermanos.
La novillada de Fuente Ymbro sacó más genio que casta, aunque de la quema se salvaron dos novillos, tercero y cuarto, realmente bravos y buenos. Al tercero le cortó una oreja Alberto Aguilar, bullidor y voluntarioso, mientras que Gabriel Picazo no estuvo a la altura del excelente cuarto. Sergio Marín, lesionado gravísimo hace un año en esta misma plaza, evidenció con un lote complicado no estar ahora en el buen momento que entonces tenía.