El largo final del proceso contra Jodorkovski
El proceso contra el millonario ruso Mijail Jodorkovski, fundador y ex presidente del gigante petrolero Yukos, llega estos días a su fin con la lectura de la sentencia contra él, en la que va a ser condenado por los siete cargos de los que se le acusaba. Este fallo es el epílogo de un juicio largo, de 11 meses, y que ha sido considerado tanto en Rusia como en el extranjero como esencialmente "político".
Los acusados son Jodorkovski y su principal socio, Platon Lebedev, y se les imputa una larga lista de delitos fiscales y empresariales, en la que destacan los cargos de estafa y fraude fiscal "a gran escala y en grupo organizado". Con lo que se sabe hasta ahora del fallo, se puede confirmar ya el millonario irá a la cárcel ya que el tribunal le considera responsable los siete delitos que se le imputan. Queda, en todo caso, oír el fallo condenatorio, y la cifra en años que deberá pasar entre rejas.
Los imputados, además de declararse ¢no culpables¢ de todos los cargos, acusan al gobierno de Putin de usar al poder judicial para desmantelar el poderoso grupo industrial decapitando a su presidente, y dividiendo sus activos. Una acusación que fue confirmada en parte por los hechos el pasado diciembre, con la subasta pública de la que hasta entonces era la joya de la corona del imperio energético, que terminó con su adjudicación a Rosneft, precisamente una empresa estatal.
¿Víctima política o ladrón de guante blanco?
En el momento de su detención en España, en octubre de 2003, Jodorkovski era el hombre más rico de Rusia, con 15.000 millones de dólares en su haber, obtenidos tras una meteórica carrera. El magnate, que tiene ahora 41 años y poco más de 2.000 millones, amasó su fortuna personal como otros millonarios rusos: aglutinando decenas de empresas privatizadas a principios de los 90, en un proceso que ha sido calificado por sus detractores, en la más suave de las expresiones, como poco transparente.
Al otro lado de el estrado, y según sus defensores, los mayores pecados de este millonario son haber demostrado ¢demasiada independencia¢ respecto al intervensionista gobierno del actual presidente Vladimir Putin (o dicho en términos más rotundos, haber financiado a su oposición política), y haber coqueteado con fusionar Yukos nada menos que con el gigante estadounidense ExxonMobil.
Ángel o demonio, y pese a las protestas que han tenido lugar en torno al tribunal donde Jodorkovski ha escuchado la sentencia, una cosa es segura: el acto de hoy confirma la defunción de Yukos como gran empresa, y la suspensión de la carrera empresarial del magnate. Quizá la notoriedad y popularidad ganada en su país en el camino le puedan hacer pensar en cambiar, al menos de cara a la galería, la actividad económica por la política.