_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El peso del alto precio del acero

Los precios del acero alcanzaron en 2004 un incremento cercano al 60% con respecto al año anterior y la tendencia todavía es creciente. Un panorama que nada tiene que ver con las crisis de precios a la baja sufridas en el pasado siglo.

Los factores de este aumento desmesurado han sido varios: la depreciación del dólar frente al euro, la subida de los precios del petróleo, la caída de las exportaciones de Europa del Este y, sobre todo, el crecimiento de China. El Gobierno chino está fomentando la inversión industrial, lo que se ha traducido en una inesperada demanda de acero. Y esta situación no ha variado ya que el gigante asiático consumió más de una cuarta parte de la producción mundial, una cifra que ascenderá al 30% este año según los expertos.

Como es natural, estas circunstancias han influido en los precios de materiales como el hierro o la chatarra, que en los últimos seis años han crecido un 243%. De igual forma, los fletes marítimos también se han disparado en más de un 300%.

Esto ha determinado que las siderúrgicas tuvieran una notable revalorización bursátil, como el Grupo Arcelor, una de las líderes del mercado, que el año pasado multiplicó por diez sus ganancias. Mientras los grandes conglomerados de siderurgia (Arcelor, Mittal, Thyssen...) han acelerado las adquisiciones y fusiones para fortalecerse en un mercado global y competitivo, desde finales del 2004 los tres grandes productores de hierro (CVRD, Río Tinto y BHP Billiton) han aumentado los precios de sus productos -que venden a dichos conglomerados- un 71,5%.

Por el contrario, otros sectores como el de automoción, la construcción y el transporte vertical -ascensores y escaleras mecánicas- se han visto fuertemente afectados al tener una producción directamente dependiente del acero. Por ejemplo, el pasado noviembre Nissan suspendió su producción durante cinco días en tres de plantas niponas debido al desabastecimiento de acero, y Peugeot ha registrado una pérdida del 9,35% en sus beneficios. Otras compañías como Renault, PSA, Volkswagen, Opel, etcétera, con contratos trianuales firmados en 2002, también temen alzas muy importantes. Igualmente, el acero ha supuesto para el sector de la construcción en España un incremento del coste de un 9% en la edificación y de un 12% en la obra civil, según datos de la Cámara de Contratistas de Obras de Cataluña.

En cuanto al transporte vertical, éste se ha visto doblemente afectado, tanto por ser un sector muy ligado al de la construcción como por la naturaleza de sus elementos y dispositivos, que se producen a partir del acero. Aunque la mayoría de las compañías fabricantes de ascensores y escaleras mecánicas ha disminuido sus márgenes para no perjudicar en exceso a sus clientes -arquitectos, constructores, inmobiliarias...- y al pequeño propietario, esta situación no puede mantenerse mucho tiempo. Por eso resulta inevitable el incremento de los presupuestos de los sistemas de transporte vertical, repercutiendo en el precio final del inmueble o edificio, cuya construcción también se ha encarecido por la utilización del acero.

El efecto se verá en 2005, porque el año pasado ya estaban cerrados los contratos de instalación y montaje de los sistemas de transporte vertical en los inmuebles. Y este incremento del precio de las instalaciones de ascensores y escaleras se estima que será aproximadamente de un 5%.

Sin embargo, éste es un aumento relativamente bajo si se tiene en cuenta que los fabricantes de acero para equipos y componentes del automóvil, por ejemplo, prevén un crecimiento del precio de sus productos entre un 15%-20%, según informó la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) a comienzos de este año.

Aunque algunos analistas preveían un descenso debido a la ralentización de China, en el último simposio internacional del Instituto Mexicano de la Construcción de Acero los productores vislumbraron un 2005 con precios altos. Y los hechos no parecen llevarles la contraria. Según un informe del Instituto del Hierro y el Acero, China demandó este mes de enero un 24,3% más de acero con respecto al mismo periodo de 2004.

El descenso en el precio sólo se producirá cuando China se integre en el mercado exportador, pueda ralentizar su crecimiento y haya excedente suficiente para regularizar el mercado. Tendremos que tener paciencia y confiar en una contención de precios del acero, ya sea dictada por el propio mercado o por los organismos internacionales pertinentes.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_